Español y argentino se conocen desde hace dos décadas, 20 años que les han permitido construir una de las amistades más férreas del circuito ATP. Precisamente y coincidiendo con el primer enfrentamiento profesional entre ambos hace exactamente 15 años, Mónaco repasa en la web oficial de la ATP todos estos años de estrecha relación con el balear.
Hace exactamente 15 años, Rafa Nadal y Juan Mónaco se medían por vez primera en sus respectivas carreras profesionales. Pero su relación, profesional y personal, ya venía de lejos, desde su época de adolescentes. A lo largo de las últimas dos décadas, ambos han construido una estrecha relación más allá de las pistas, una relación que Mónaco se ha encargado de recordar para la web oficial de la ATP justo cuando se cumplen tres lustros de su primer choque en el circuito, en la tierra batida de Bastad.
El argentino, ganador de nueve títulos ATP y que llegó a ser miembro del top10 en 2012, repasa lo más destacado de su relación con el balear. Sus primeros duelos de adolescentes, el primero como profesional en Bastad, la conversión de Nadal en hincha del Estudiantes de la Plata, del que ‘Pico’ es ferviente fanático, y su única victoria frente a su amigo, en Cincinnati 2007.
Primera vez frente a frente en Bastad
“Él venía de ganar Roland Garros. De hecho, me ganó aquel día. Yo me quedé esperándolo hasta que terminó el torneo y después nos fuimos a su casa en España. Allí estuvimos una semana, estuvimos entrenando y luego nos fuimos a otro torneo en Stuttgart, donde también me volvió a ganar en cuartos”.
“En Bastad me pegó una paliza. Ya se encontraba a un nivel superlativo, ese año es donde arrancó su racha de ochenta partidos sin perder sobre arcilla”, recuerda Mónaco, que apenas pudo hacerle dos juegos a su rival (cedió por un doble 6-1). Aquel 2005 sería el año de la furibunda explosión de Nadal en el circuito, conquistando once títulos, incluido su primer Grand Slam en Roland Garros y sus cuatro primeros Masters 1000.
“Siempre le preguntaba antes de los torneos: ‘¿Cómo venís?’ Y él me respondía que llevaba varios días entrenando y que no había perdido sets con nadie. Lo tenía todo en su cabeza, todo el tiempo. Ya éramos grandes amigos y podía ver que ya iba camino de ser muy grande. Con 19 años ya había ganado en París, era una bestia”.
Primeros duelos de adolescentes
Cuando Nadal entró en el circuito profesional, rápidamente se incrustó de lleno en el grupo de los tenistas de habla hispana del circuito, entre los que se encontraba su actual entrenador, Carlos Moyá. Por aquel entonces, Nadal y Mónaco ya se conocían. En su época de júnior, Mónaco estuvo viviendo un tiempo en Barcelona después de haber estado también en Miami.
“Yo jugué interclubes contra Rafa, él jugaba para Barcelona y yo lo hacía para mi club. Ahí nos conocimos y comenzó nuestra amistad, a los 16 años. Recuerdo el primer partido en el que nos enfrentamos, gané yo, aunque éramos muy pequeños”.
Amistad de dos décadas
“Nos conocimos en el 2000, 2001, por ahí aproximadamente. Jugamos frente a frente en dobles. Yo hice pareja con un amigo japonés y él con Tomeu Salva. Rafa tendría unos 14 años y yo 16”.
Beneficios de entrenar a diario con Nadal
“Entrenaba mucho con él con la esperanza de, en cemento o en indoor, poder ganarle algún día. Cada vez que nos enfrentábamos en pistas rápidas en partidos de entrenamiento, el resultado era cambiante. Pero en tierra, era casi imposible incluso ganarle un set. De hecho, no perdía con nadie. Lo daba todo en los entrenamientos sobre tierra, siempre estaba a full”.
Única victoria en Cincinnati 2007
“Venía jugando bien aquel año. Había ganado a Feliciano López, otro zurdo. Esa vez conseguí ganar a Rafa, aunque me cabreé un poco con él porque se retiró en el segundo set cuando yo estaba a dos juegos de ganar. Él no quiso terminar y yo le quería matar. Estaba contento por haber ganado el partido, pero tenía una bronca bárbara. ‘¿Qué le costaba jugar unos juegos más?’”.
“Esa fue la única vez que jugamos en superficie rápida. En mi interior, yo sabía que tenía más posibilidades de vencer si se jugaba en cemento o en indoor. Ese día jugamos a mediodía, con 35 grados. Hacía un calor brutal. Le gané el primer set y también le rompí en el inicio del segundo, yo ya veía que no estaba bien. Estaba tocado, le miraba en los cambios y transpiraba muchísimo”.
“Le conocía mucho y podía adivinar que se estaba quedando sin energía. Le planteé un partido muy físico y se empezó a cansar más y más hasta que en el cambio del 4-1 llamó al médico porque no podía más. Yo quería que terminara el partido, casi nunca se retiró en su carrera e iba a hacerlo contra mí que soy uno de sus mejores amigos. Le quería matar”.
Pese a ese final en cierto modo amargo de partido, Mónaco puede presumir de haber ganado un partido ante uno de los mejores tenistas de todos los tiempos. “Por lo menos y para la historia, quedó que le gané a Rafa. Sabía que en tierra era imposible ganarle”. El aplastante dominio en el cara a cara de Nadal (7-1) no impidió el crecimiento de una amistad que continúa fortaleciéndose cada día que pasa.