El año 2008, fue maravilloso para Rafael Nadal y el ATP de Queens fue muy especial para conseguir dar un paso gigante en su carrera deportiva.
Llegaba a ese torneo de Queens habiendo levantado una semana antes su cuarto título de Grand Slam de Roland Garros, pero siempre las críticas decían que podría ser únicamente jugador de arcilla. Aun así, en 2007 ya demostró en Wimbledon llegando a la final, y como No.2 del mundo, con poco tiempo de adaptación, llegó a Londres para competir durante este torneo previo.
Apenas tres días después de haber ganado la final en París a Roger Federer, sin tiempo de adaptación, llegó a Queens para verse las caras con el sueco Jonas Bjorkman. El duelo fue factible para el español que se encontraba con una inmensa confianza al poder vencer con un 6-2, 6-2.
El camino para llegar al título
En el próximo duelo, se enfrentó ante la entonces promesa japonesa como Kei Nishikori, que aún no había entrado al Top-100. El nipón mostró su capacidad y Nadal tuvo que ponerse a tono para poder ganar con un 6-4, 4-6, 6-3. En cuartos de final, sin embargo, tuvo el partido más duro ante el cañonero Ivo Karlovic. Oponente muy complicado en esta superficie, pero a nivel mental, el español consiguió la excelencia y por tanto, pudo con el croata por 6-7(5), 7-6(5), 7-6(4).
En semifinales, se topó con Andy Roddick. Otro duro oponente y primer Top-10 que se encontraba en su camino sobre césped. Fue un partido muy igualado y lo solventó con un 7-5, 6-4. La final, le llevó verse las caras con Novak Djokovic, una semana más tarde de su partido en las semifinales de Roland Garros.
Se palpó la tensión entre ambos ya que conocían la importancia del triunfo ante el oponente. Sin embargo, Nadal continuó con su dinámica positiva y finalizó por 7-6(6), 7-5 en dos horas y 16 minutos. Fue su primer título sobre césped y semanas más tarde, su quinto Grand Slam fue factible en Wimbledon en una épica final ante Roger Federer.