A lo largo de la historia, en diferentes deportes, los hijos han decidido seguir los pasos de sus padres y ponen en el alto, durante al menos dos generaciones su apellido. Sin embargo, en el tenis, son pocos los jugadores que han visto a su descendencia hacerse de un nombre propio en este deporte.
Al tratarse de un deporte individual donde toda la presión cae en el jugador mismo desde temprana edad, es complicado que los hijos continúen el camino de sus padres. Por este motivo, desde la creación de la ATP, solo seis apellidos lograron repetirse dentro del top 100.
En este sentido, los más exitosos fueron los australianos Fred y Sandon Stolle. Ambos lograron títulos de Grand Slam tanto en individuales como en parejas. Fred logró ganar Roland Garros en 1965 y el US Open en 1966, además de que logró 10 títulos de majors en la categoría de dobles. Por su parte, su hijo logró el título del US Open en 1998 en la categoría de dobles.
Otras de las sagas que lograron éxitos similares en la ATP fueron Phil y Taylor Dent, Leif y Joachim Johansson, Cristophe y Edouard Roger-Vasselin, Petr y Sebastian Korda y Christian y Casper Ruud.
Representantes en la actualidad
Hoy en día, tanto Korda como Ruud se encuentran siguiendo el camino de sus padres. Korda, de origen checo es actualmente el número 87 del mundo, con 20 años, mientras que Ruud, de 22, ya logró su primera corona ATP en Buenos Aires.
Miloslav Mecir Jr Intentó seguir los pasos de su padre, pero se quedó en el camino. Actualmente, Leo Borg busca cumplir con las expectativas de su apellido. Su padre, Björn, fue número uno del mundo y ganador de 11 Grand Slams, siendo el tenista dominante en la década de los setenta y uno de los mejores de toda la historia.