La media en la estatura de los 100 mejores jugadores del ranking ATP actual es de 1,80m. Solo doce están debajo de ese límite y hay otros que rozan o superan la barrera de los dos metros. Unos centímetros para arriba o para abajo pueden marcar una gran diferencia en el juego.
Los que pelean desde abajo
«Evidentemente en tenis, para aspirar a ser un súper top, con su estatura está más complicado porque al final tienes un hándicap que es el saque” así se refería Rafael Nadal sobre Diego Schwartzman, luego de haberle ganado el duelo en los octavos de final del Australian Open pasado. Reduciendo en términos simples, ganar el saque significa obtener el 50% del partido. Para los tenistas más bajos, el servicio no es de la mayor de sus cualidades porque la elevación de la bola es más corta y además no cuentan con un brazo largo que actúe como palanca para darle más fuerza.
Con esas condiciones el jugador busca recursos en otros aspectos del juego, como la devolución. No es casualidad que según las estadísticas de la ATP, cuatro de los cinco jugadores más efectivos en el resto en la historia del tenis midan menos de 180 centímetros (Guillermo Coria, Guillermo Pérez-Roldan, Alberto Berasategui y Franco Davin). En la actualidad hay dos: Schwartzman (2°) y Damir Dzumhur (4°).

La velocidad juega un papel clave también. Al no contar con una gran envergadura para cubrir la zona mejor, contar con piernas rápidas puede ser un contra peso. El caso más contemporáneo es el de David Ferrer, ex número tres del mundo, quien ya con 36 años no cuenta con la agilidad de antes. Este mismo siempre utilizó una raqueta más larga con la que logra mayor efecto y lo ayuda en el saque, pero perjudica su volea y defensa porque es más difícil controlarla.
Un deporte de gigantes
Son cada vez más los jugadores de gran altitud que consiguen un mayor despliegue y movilidad en la pista. En contraposición a los bajos, el saque puede ser un arma letal. No solo pueden elevar mejor la bola y darle mayor fuerza al impacto con brazos más largos, sino que también tienen una visión del cuadro de saque mayor. Ante esta nueva generación, Nadal sugirió elevar la altura de la red para evitar que los puntos se reduzcan al servicio o un mero intercambio.
La envergadura del jugador le proporciona mayor alcance a las pelotas, pudiendo soportar tiros angulados del oponente, como también al tener un pique de pelota alto, suelen tener una zona de impacto más favorable.
La principal desventaja que puede encontrar un jugador de estas características es la movilidad por la pista. Si bien esto ha mejorado en los últimos años, todavía sigue siendo un escollo la búsqueda de pelotas de vuelos bajos, más que nada las de efecto cortado ya que deben suponer un sobre esfuerzo de flexión.
Las estadísticas actuales dan prueba que para poder pelear en los grandes torneos, la altura juega un rol clave. En la actualidad, podemos ver pequeñas excepciones de jugadores de menor estatura con apariciones esporádicas pero que en la imagen global no tiene una gran inferencia.