Barbora Krejcikova fue una de las grandes figuras del circuito durante esta temporada. Luego de poco más de una década de competencia profesional, la nacida en Brno, República Checa, consiguió su primer título WTA. Pero, no conforme con eso, se lanzó en busca de la hazaña. Una semana después de inaugurar su palmarés individual, se quedaba con el título en Roland Garros. En esta nota repasamos parte de su camino hacia la consagración.
La mejor doblista del mundo
En 2018, Krejcikova y Katerina Siniakova se volvieron a reunir, rememorando la época de juveniles, para competir en dupla a lo largo de una temporada completa. Se trató del nacimiento de una fórmula que pronto vio sus frutos: ese año se quedaron con Roland Garros y Wimbledon, sumando, además, instancias decisivas en Shenzhen, Miami y las WTA Finals. Actuaciones que las llevaron, por primera vez, a lo más alto del ranking femenino.
Tres años después, superando algunas mesetas que se antepusieron en el medio, el equipo checo ha ganado todo lo que podrían haber imaginado alguna vez: títulos de Grand Slam, Finales WTA y la medalla dorada en los Juegos Olímpicos de Tokio.
Victoria en Estrasburgo
En mayo del 2021, Krejcikova llegaba al WTA 250 de Estrasburgo como la quinta preclasificada, lista para tomar el último envión de cara al segundo Major de la temporada. Allí dejó en el camino a rivales de nivel como Alexandrova, Garcia y Cirstea para estrenar su palmarés individual tras una década de competencia en el máximo nivel. Pero aquella victoria sería el comienzo de algo mucho más grande: a la semana siguiente, Barbora arrancaba su inolvidable campaña en Roland Garros.
Reinando en el Abierto de Francia
Una de sus metas para este año era la de mejorar el rendimiento como singlista. Un objetivo que se materializó con creces: luego de batallar sobre el polvo de ladrillo parisino ante contrincantes de peso dentro del Tour como Svitolina, Gauff, Stephens, Sakkari y Pavlyuchenkova, Barbora se convirtió en la nueva campeona de Roland Garros. Un recorrido electrizante, en el que sólo cedió tres sets, culminaba con una dedicatoria sentida hacia su mentora Jana Novotna, vencedora en Wimbledon 1998, quien falleció en 2017 luego de luchar contra el cáncer. “Jana fue muy especial para mí. Ella me dio el empujón, prácticamente me dijo ‘ve y juega profesionalmente’. Cuando me enteré de que estaba enferma, y cuando supe que no terminaría bien, sentí que ella me estaba transmitiendo su experiencia, poder y actitud”, declaraba al recibir su trofeo más especial en la Philippe Chatrier.
Además de su triunfo individual, la tenista de 27 años festejó en dobles junto a Siniakova, para tomar el relevo de Mary Peirce, última tenista en ganar las dos modalidades en el certamen francés en la edición del 2000.
Resumen de un despegue colosal
Su rendimiento durante el 2021 le permitió trepar hasta su mejor posición histórica en el ranking individual como la Nro. 3 del mundo y, además, clasificar a las WTA Finals en ambas modalidades -primera tenista en lograrlo desde Karolina Pliskova en 2016-, quedándose con el Martina Navratilova Trophy junto a Siniakova para concluir unos meses soñados.