En tiempos en los que derrotar a Novak Djokovic en una cancha de cemento parecía un acto poco menos que heroico, Stan Wawrinka consiguió hacerlo de una forma brillante en 2014. Recordamos la victoria del suizo en aquellos cuartos en Melbourne; una de las más sonadas de su carrera.
Las estadísticas de Djokovic en el Australian Open
El gran día de Wawrinka en el Open de Australia
El dominio de Novak Djokovic en el Open de Australia es bien sabido ya por todo buen fanático del tenis. Sus –por ahora– ocho títulos en Melbourne amparan su condición de emperador en Oceanía, donde, desde su primer título en 2008, sólo cinco jugadores han sido capaces de neutralizar su imposible juego: Andy Roddick, Jo-Wilfried Tsonga, Denis Istomin, Hyeon Chung y… Stan Wawrinka, que lo hizo en el momento más complicado de todos.
Precedente traumático para Wawrinka y contexto poco favorable en el partido de 2014
El partido despertó una gran expectación, y no era para menos. Un año atrás, Djokovic y Wawrinka habían disputado el mejor partido de aquella edición del Australian Open, que se saldó con una victoria del serbio en 5 horas; con un dramático e inolvidable 12-10 en el quinto set (1-6, 7-5, 6-4, 6-7(5), 12-10).
En cuanto a su recorrido por el torneo, tanto para uno como para otro había sido impecable. El serbio se plantó en los cuartos sin ceder un solo set, avasallando a Lacko, el argentino Mayer, Istomin y Fognini; mientras que Wawrinka encontró en su camino una retirada (Golubev en primera ronda) y un walkover (Pospisil en tercera), que allanaron mucho su vía a los cuartos; sumados a las buenas victorias que obtuvo en segunda ronda ante Alejandro Falla, ante quien se dejó un set; y el entonces número 18 del mundo, Tommy Robredo, en unos brillantes octavos por parte del de Lausana.
Y por tocar también el cara a cara entre serbio y suizo, este era de 15-2, favorable a Djokovic; aplastante. Además, las dos únicas victorias de Stan hasta ese momento habían llegado en los partidos primero y tercero que jugaron, allá por 2006. Lo cierto es que las opciones de Stan para los cuartos de Australia 2014, eran, estadísticamente, bien pocas.
Un partido brillante culminado con un faraónico quinto set
Llegó el momento. Llegó la hora de la revancha. ‘Stanimal’ se quería comer al ‘Djoker’. Había estado cerca de hacerlo en 2013, y 366 días después, iba a llegar su hora; en un partido que a posteriori cambiaría su vida para siempre. Era la jornada nocturna de un lunes de cuartos en la Rod Laver Arena de Melbourne Park. Un año atrás, habían terminado a la 1:26 de la madrugada. Sin anestesia; este año, toda la central del Open de Australia se preparaba para una auténtica batalla entre dos gladiadores con la única intención de hacer hincar rodilla a su contrario.
La contienda comenzó con un Stan muy apagado, y un Novak Djokovic eléctrico, que puso la directa sin temblarle el pulso, y consiguió cuajar un gran nivel de tenis en todo el primer set, mientras que Wawrinka intentaba carburar, algo frenado por unos ostensibles nervios al inicio del partido. El serbio colocaba un 6-2 inicial que le daba una buena ventaja para arrancar.
La historia sería bien diferente en el segundo set. Las fuerzas se igualaron, y Wawrinka despertó. En el séptimo juego del parcial, el suizo logró quebrar el servicio de Nole, obteniendo un break que sería determinante en el devenir de la manga. Sufriendo bastante para consolidarlo en el siguiente juego, Wawrinka ponía un 6-4 en el marcador para igualar el marcador.
El tercer set sería una prueba de fuego para Stanislas. Djokovic ya le había visto las orejas al lobo, y sabía que no podía permitirse relajarse ni un momento. Pero de poco sirvió la premisa. Un colosal Wawrinka le endosó un 6-2 en el tercer parcial que le ponía todo de cara para eliminar a Goliat. Y Goliat, además, estaba desquiciado, y ahogándose ante un Stan infinitamente superior.
Un final que deleitó al público
Pero bicho malo nunca muere. El cuarto set nos devolvería a un Nole enchufado a más no poder al servicio; que se crecería ayudado por el público, y que con un único break con 4-3 se bastaría para cerrar después el set con su saque. Un 6-3 de Djokovic nos volvía a llevar al quinto parcial entre suizo y serbio. Sólo quedaba disfrutar.
Y ese quinto set nos dejaría la estampa de dos guerreros incansables, que darían lo mejor de sí hasta la muerte de uno de ellos, que en este caso iba a ser Novak Djokovic. El inicio del parcial trajo dos breaks que hicieron creer que el set sería inestable al servicio, pero a raíz de ellos, supieron mantener los saques, con más comodidad en algunos y menos en otros, hasta plantarse en el 8-7 favorable a Wawrinka.
Un saque al cuerpo de Djokovic con 30 iguales, que terminó en un buen resto y un error no forzado del serbio, daba una bola de partido a Wawrinka que el de Lausana no desaprovecharía. Un saque y red fallido de Djokovic hacía tumbar al rey en favor de Stan Wawrinka, que se llevaba el quinto set por 9-7.
Seis días después, el merecido título
Una trabajada semifinal ante Tomas Berdych y una final que destacó por la desafortunada lesión de espalda de Rafa Nadal terminaron por dar a Wawrinka el Australian Open 2014. El suizo era escueto en su celebración, consciente de que con un Nadal sano la historia hubiera sido normalmente diferente; pero sonrió con la satisfacción propia de quien había dado un Golpe de Estado en toda regla. Había conseguido interrumpir el reinado de Djokovic, que llevaba en el poder desde 2011. Stan Wawrinka se consolidaba como príncipe de Melbourne, haciendo de valido de Djokovic durante aquella brillante edición de 2014.