Algún 6 de julio ha sido la conclusión de Wimbledon, o incluso ya había acabado el torneo. Pero, sin duda, cuando hemos tenido tenis en este día en Londres, nunca ha defraudado. Recordamos, en este caso, el mejor partido de la historia del tenis, y dos Federer-Djokovic.
Sobra el título: Historia del deporte en la final de Wimbledon
6 de julio de 2008. Rafa Nadal, Roger Federer, y su tercera final de Wimbledon consecutiva por delante. Lo que estaba por venir, pocos lo imaginaban. Aun así, más de los que han sabido ponerle palabras a semejante oda al tenis.
Rafa Nadal conseguía su primer Wimbledon tras derrotar a Roger Federer por 6-4, 6-4, 6-7 (5), 6-7 (8) y 9-7, tras 4 horas y 48 minutos de partido. Dos interrupciones por lluvia, Nadal con bolas de partido en el cuarto set, que parecía que no acababa el partido por la luz… Tuvo de todo; pero sobre todo, la fusión de la mejor versión de las dos mejores raquetas de la historia del tenis.
La única victoria de Federer sobre Djokovic en Wimbledon
Era su primer enfrentamiento, y lo que Federer no se imaginaba, es que sería el último que él ganaría. En las semifinales de Wimbledon 2012, Roger, seis veces campeón antes, y Novak Djokovic, campeón por primera vez el año anterior, se medían en un partido que despertaba muchas expectativas.
El partido fue, de hecho, muy bueno. Se lo llevó Roger, por 6-3, 3-6, 6-4 y 6-3. Un Djokovic peor que el superlativo imbatible que salía a pista en 2011, no podía batir a Federer en su jardín. De este modo, el suizo se convertía en heptacampeón de Wimbledon. 3 años después del último título en Wimbledon (fue su sequía más grande en Londres hasta 2013-2016) y 2 después de su último Grand Slam (su sequía más grande en este aspecto hasta 2013-2016), el Maestro recuperaría la corona de las coronas tras ganar la final a Murray.
Djokovic, campeón in-extremis ante Federer
Y para algo están las revanchas. Después de la victoria de Federer en 2012, el suizo caería ante Stakhovsky a las primeras de cambio en 2013, y Djokovic perdería la final de la siguiente edición ante Murray. Llegaba 2014, y la final deparaba otro aparentemente apasionante Federer-Djokovic, con un Novak más favorito que el de Basilea.
Tampoco defraudó esa final, que se apuntó Nole por 6-7 (7), 6-4, 7-6 (4), 5-7 y 6-4. Con una duración de 3 horas y 56 minutos, aquel segundo Wimbledon suponía para Djokovic su séptimo título de Grand Slam. Después vendrían muchos más, ya lo sabemos.
