El serbio luchará por su segundo título en París tras deshacerse de un gran Stefanos Tsitsipas que fue capaz de llevar al número uno del mundo hasta el quinto set. Finalmente y tras casi cuatro horas de partido, Djokovic prevaleció por 6-3 6-2 5-7 4-6 y 6-1. El domingo, finalísima ante Nadal.
Roland Garros tendrá la mejor final posible. Novak Djokovic y Rafa Nadal frente a frente. Tras el triunfo del segundo en la primera semifinal ante el argentino Diego Schwartzman, el serbio respondió, aunque tuvo que llegar hasta el quinto set para vencer la resistencia de un fiero Stefanos Tsitsipas, actual número seis del mundo y quinto favorito del cuadro. El de Atenas vendió muy cara su piel y llevó al límite al serbio, que logró el triunfo por 6-3 6-2 5-7 4-6 y 6-1 tras tres horas y 55 minutos de batalla.
Serbio y griego se medían por sexta vez en el circuito ATP, con un 3-2 favorable a Djokovic aunque sólo uno de esos enfrentamientos disputado sobre tierra batida, la final de Madrid del año pasado. Este era, por tanto, el primer enfrentamiento entre ambos en un Grand Slam, y en una semifinal, nada menos. En su camino hacia ellas, los dos tenistas se mostraron firmes aunque con algún que otro choque algo dubitativos.
Djokovic llegó a los cuartos de final impoluto, sin perder ni una sola manga. Ymer, Berankis, Galán y Khachanov. A todos ellos, el serbio los derrotó por la vía rápida, mientras que frente al español Pablo Carreño se le vieron por primera vez ciertas costuras al ceder la primera manga en un partido en el que también tuvo alguna que otra molestia física.
Tsitsipas, por su parte, ha ido aumentando progresivamente su nivel tras un debut con trampa ante el español Jaume Munar, donde se vio obligado a remontar dos sets a cero. Tras ello, el griego dejó fuera consecutivamente a Pablo Cuevas, Aljaz Bedene, Grigor Dimitrov y Andrey Rublev, ante este último demostrando que parece sobradamente preparado para afrontar este gran reto de doblegar al número uno en busca de su primera final de un ‘grande‘.
Tsitsipas no aprovecha sus opciones
Deseoso de demostrar que había aprendido con respecto a su primera semi de Grand Slam (vs Nadal en Australia 2019), Tsitsipas apretó al máximo el primer turno de servicio de Djokovic, disponiendo de cuatro ‘break points‘ para quebrar al serbio. Sin embargo, este se agarró a la pista, conectó varios golpes ganadores y puntos gratis con su servicio y solventó la situación. Acto seguido, fue el serbio el que rompió y a la primera, dejando clara su jerarquía.
Esto hizo mucho daño al griego, cuyo inicio fue frenado en seco por parte del número uno del mundo, que comenzó a castigar a Tsitsipas por el lado del revés, su punto más débil. Ese único break fue suficiente para que Djokovic se llevara el primer set por 6-3. Con números muy parejos por parte de ambos, la gran diferencia fueron las oportunidades de break, 0 de 5 para el griego y uno de uno para su rival. Detalles.
Esos pequeños detalles volverían a repetirse en una segunda manga prácticamente idéntica a la primera. Nuevamente, fue el griego el que tuvo primero la opción de adelantarse en el marcador con otros dos puntos de quiebre en el segundo juego. Y nuevamente Djokovic tiró de ranking para salvarlas. Esto no hacía más que encender la cabeza de Tsitsipas, que lo pagó cediendo por partida doble su servicio, en ambas ocasiones desperdiciando un 40-0 a su favor y con errores de bulto. El resultado: un contundente 6-2 para el número uno del mundo, que continuaba jugando con fuego pero salvándose en el último momento.
Djokovic perdona y revive al griego
Tanto va el cántaro a la fuente, que al final se rompe. Todo lo estaba saliendo a la perfección al serbio, que volvió a repetir el guión de las dos primeras mangas. Primero, salvando otro break point, el octavo del partido, para después aprovechar el suyo en el noveno juego. Todo parecía visto para sentencia, pero hasta los más grandes sufren para cerrar. El número uno del mundo no sentenció a su rival, al contrario, continúo ofreciéndole una oportunidad tras otra y al final se quemó.
Tuvo que ser a la undécima y tras salvar un ‘match point‘, cuando Tsitsipas logró por fin su primer break del partido, pero no un break cualquiera, sino el que cambiaría el signo de este tercer set y quién sabe si del partido. Al conseguir esa rotura ‘in extremis‘, la cabeza de Tsitsipas hizo ‘click‘, pasando la patata caliente a su rival. El encuentro dio un giro brutal en cuestión de un par de puntos. Djokovic pasó de sacar para el partido a perder el tercer set por 7-5. Una derecha en carrera de Tsitsipas lo corroboraba y, de paso, hacía un poco de justicia a los méritos del griego.
El cuarto set fue un quiero y no puedo por parte de Djokovic. Tras recuperarse de una desventaja inicial de 2-0, el serbio buscó con ahínco volver a ponerse por delante en el marcador y disponer de la oportunidad de cerrar el encuentro de una vez por todas. Sin embargo, ahora era Tsitsipas el que tenía ventaja desde el punto de vista mental. Ahora era el número seis del mundo el que no paraba de salvar una bola de break tras otra. Su confianza había crecido hasta límites insospechados y su tenis valiente y agresivo fluía ante un Djokovic cuyo lenguaje corporal no era ni bueno ni malo, simplemente parecía resignado y previendo lo que pasaría más adelante.
Y lo que pasó es que el partido se fue al quinto set. Tsitsipas salvó hasta diez puntos de quiebre para desesperar al serbio, que se quedó sin ideas y entregó su servicio en el momento más delicado, cuando no podía fallar y con una dejada a la mitad de la red (6-4).
Tsitsipas se hunde en el momento decisivo
Sólo una vez le habían remontado dos sets a cero en un Grand Slam a Novak Djokovic. Fue también aquí, en Roland Garros, en los cuartos de final del año 2010 ante el austríaco Jurgen Melzer. Mucho tiempo había pasado ya de aquello y Djokovic se encargó de demostrárselo a Tsitsipas en un quinto set en el que el físico y la cabeza del griego dijeron basta.
Tras comenzar ganando su servicio salvando otro break point, cómo no, la presión en el cogote de Djokovic terminó por agotar mental y físicamente a Tsitsipas, con problemas en su pierna izquierda. Tras set y medio estrellándose contra un muro, el número uno del mundo logró finalmente volver a romper el saque de su rival. Lo hizo con una de las innumerables dejadas que intentó en todo el partido. Era sólo el tercer juego, pero para Tsitsipas fue la puntilla. El griego había agotado todo su tanque de energía y no volvió a sumar un juego más. Tras tres horas y 55 minutos, Djokovic cerró el partido por 6-1 con un resto directo de derecha.
Lo más sorprendente es que ni lo celebró, consciente de que todavía no ha ganado nada y de que el domingo le espera la madre de todos los retos, medirse a Rafa Nadal en la gran final. De momento, el mejor tenista del planeta logra su billete hacia su quinta final en París, la 27ª en un Grand Slam y la 116 de su carrera. Como decimos, el domingo los dos mejores tenistas del mundo volverán a verse las caras en la arcilla parisina. El cara a cara general favorece a Djokovic (29-26), pero en tierra la cosa cambia radicalmente, con 16 victorias para Nadal por ocho del serbio, incluido un 6-1 en Roland Garros, 2-0 en finales. Dentro de dos días, el 56º capítulo de una de las mejores rivalidades de todos los tiempos.