Yannick Noah consiguió un histórico triunfo en Roland Garros. El domingo 5 de junio de 1983 pasó a la historia tras la histórica imagen de Noah levantando el título ante su público de Roland Garros. El francés ganó a Mats Wilander (6-2, 7-5, 7-6 (3)) en 2 horas y 24 minutos.
Una imagen vale más que mil palabras. El recuerdo del abrazo entre un padre y un hijo firmó uno de los momentos más bellos que recuerda Roland Garros. Aquel domingo 5 de junio de 1983 pasó a la historia del tenis. Yannick Noah con su muñequera de Camerún, ante una pista repleta hasta la bandera y con 23 años hacía historia para el tenis francés, al ser el único jugador local en levantar la Copa de los Mosqueteros desde 1946.
Todo apuntaba desde primera hora de la mañana que iba a ser un día histórico. Como narran las noticias de aquellos años, las localidades no numeradas estaban abarrotadas desde las 10 de la mañana. Francia y su público estaban ante un día histórico. Todos tenían en sus manos volver a vestir a un jugador local campeón de su Grand Slam, el único sobre tierra batida. Todas las noticias en Francia giraban en torno a este evento. Noah con solo 23 años iba a ser el protagonista de un cuento que acabó con bonito final.
Noah reconoció que estaba nervioso antes de entrar a la pista. El galo se enfrentaba a su gran reto, disputar su primera final de Grand Slam y ante su público. Wilander era el vigente campeón tras superar en 182 a Guillermo Vilas, el jugador con más triunfos obre tierra batida en la Era Open. El sueco fiel a su estilo comenzó con un juego sólido desde el fondo de la pista, mientras Noah con mucho ímpetu atacaba y subía a la red constantemente.
Título y abrazo de los Noah para la historia
Wilander tenía sus armas pero no estaban resultando efectivas contra un jugador que se volvía invulnerable en la red. Voleas, remates, todo tipo de jugadas espectaculares que levantaban al público de sus asientos. El título estaba más cerca. La unión con el público formaba una simbiosis espectacular. Cada gesto, cada grito, cada punto era celebrado en la grada con una gran alegría. La clave del partido estuvo en la tercera manga. Un tie break que iba a decidir si el sueco seguía con vida y tenía opciones de dar la vuelta al encuentro o sí Noah se convertía en campeón en una abarrotada Philipp Chatrier.
Noah jugó muy decidido para no dar su brazo a torcer. El partido estaba dominado y cuando el reloj marcaba 2 horas y 24 minutos el francés hincaba sus dos rodillas en la tierra de la pista central con los brazos en alto celebrando un título histórico en Roland Garros. Aquel abrazo entre Zaccharia Noah que bajó desde la grada para abrazar a su hijo será recordado como el triunfo histórico de Yannick Noah en Roland Garros.