Casi todos sabemos que el apodo de Diego Schwartzman se debe a su llamativa estatura, y no a su edad ni mucho menos a su rendimiento en pista, que mejora a cada año que transcurre. Aun así, a pesar de llegar a Londres con los factores y elementos en su contra, `El Peque´ tiene ganas de crecer.
El tenis, fiel a los deportes individuales, es muchas veces una cuestión de feeling. Por muchas tablas que tenga el tenista en cuestión, o trofeos en la vitrina de su casa, cada golpeo de pelota es una nueva decisión, un reto al que se enfrenta una y otra vez durante un partido. En el caso del argentino, el mencionado feeling le impidió pasar de primera ronda en el US Open celebrado a comienzos de septiembre.
No obstante, la cara de la moneda giró pocas semanas después, lo que le valió para llegar a la final del Master 1000 de Roma y a las semifinales de Roland Garros, gozando de una incuestionable confianza y una determinación propia de un tenista del top 10. En relación a esto último, su gran papel en los torneos mencionados le ha permitido sacar un billete para sus primeras ATP Finals de Londres, lo que será sin duda un regalo por su trayectoria y capacidad de superación.
Y llegados a este punto, el destino ha querido que en Londres quede enmarcado en el grupo de la muerte, donde tendrá que enfrentarse a Djokovic, Zverev y Medvedev, tal vez los tres tenistas más complicados y en mejor forma en esta superficie.
El reto es tan mayúsculo que prácticamente nadie más que él y su equipo confían en lograr la proeza. Muchos comentarios de los aficionados auguran que ni tan siquiera logrará levantar un set a lo largo de su participación. Aun así, con la fe incuestionable de la que goza con gran frecuencia y la sensación de no tener nada que perder permitirán que `Dieguito´ afronte el mayúsculo reto con determinación, y que, si esto le permite un mejor feeling con cada pelota que se ponga en juego, la puerta de las semifinales estará más entreabierta de lo que pensamos.