Todo lo que hacemos en la cancha exige una serie de pasos mentales importantes. Un solo pensamiento inadecuado ya interrumpe la secuencia y el desempeño se va al suelo. Entonces, piensa solo en lo que debes hacer.
¿Puedes preparar un café sin agregar agua a la cafetera? Evidentemente, la respuesta es “No”. Preparar un café tiene una serie de pasos que puedes variar. Si la cafetera está ya sobre el mesón, no hay necesidad de abrir un gabinete para sacarla, ese paso no es necesario allí. Si no tiene rosca, no debes desenroscar nada. Pero hay pasos que son inevitables y deben darse para poder preparar el café. Lo mismo ocurre con la mente de las personas. Cada tarea que realizamos dentro y fuera del tenis, requiere una serie de pasos mentales. Muchos de ellos no se pueden desechar.
Los procesos psicológicos
En la cancha, cuando juegas al tenis, tu desempeño se sustenta en muchos procesos psicológicos. Debes prestar atención al oponente, a ti mismo, a la situación de juego y demás. Tienes que percibir los movimientos del oponente para saber hacia dónde va a enviar la pelota, debes pensar para saber cómo devolverla y cómo te la pueden regresar. Tienes que prestar atención a tus fallas en la ejecución motora, en tus decisiones y demás. También debes percibir tu estado emocional para regularlo. Debes pensar para saber qué hacer y debes concentrarte para luego implementar la estrategia que decides aplicar.
El tenis implica todos esos procesos mentales y muchos más. Cada uno de esos procesos es como si fuese un “paso mental” que debes realizar mientras juegas. Cuando alguno de estos no ocurre, entonces tu desempeño desmejora. Allí pierdes un punto, varios puntos o tal vez el partido completo.
La importancia de cada pensamiento
Cuando tienes pensamientos que son negativos o que no tienen nada que ver con lo que debes hacer en la cancha, esos también son pasos mentales. Cada pensamiento inadecuado es como un parásito mental, que te impide realizar alguno o varios de los pasos mentales que sí debes implementar para realizar las cosas correctamente mientras juegas al tenis.
Supongamos que el oponente está a punto de pegarle a la bola. Allí tú debes percibir la postura de su cuerpo para poder anticipar la dirección de la pelota antes de que se dé el impacto y así te mueves más rápido. Si, en ese momento, estás pensando en el hecho de que es el punto definitorio de ese set, entonces no podrás percibir la postura del oponente, no arrancarás rápido y todo se complica.
Supongamos que, de todas formas, llegas a la bola y esa es la oportunidad para que inicies una jugada donde envías dos pelotas cruzadas hacia la derecha para luego definir con un golpe potente por el centro. Pero el pensamiento relacionado con el punto definitorio estaba en tu mente, entonces no estuviste pendiente de darte cuenta de que podías implementar esa jugada y no lo haces.
Frenar los malos pensamientos
Tal vez necesites realizar cualquier ajuste técnico… la cadera, la muñeca, la terminación del golpe o necesites variar las alturas, la potencia, el efecto y demás. Igualmente podrías dejar de hacer todo eso por causa de un pensamiento relacionado con el hecho de estar disputando en punto definitorio del set.
El pensamiento puede referirse a cualquier cosa. Puede ser o no ser un pensamiento estresante e incluso puede ser corto, como un flash en tu mente. De todas formas, es como un “paso mental parasitario”, que puede interrumpir tu desempeño evitando que realices cualquiera de los pasos mentales ineludibles. Existen diferentes tipos de parásitos y virus mentales que perjudican la mente del tenista. Hay que reconocerlos para poder evitar que nos derroten.
Ahora bien, nadie puede tener una mente en la cual los pasos mentales parasitarios estén ausentes todo el tiempo. Pero se puede llegar a tener un gran control sobre el asunto. En la medida en que tengas menos pasos mentales parasitarios, podrás tener tu mente ocupada en lo que sí debes hacer, tendrás entonces un mejor desempeño. Para lograrlo, deberás analizarte para descubrir por qué te distraes cuando estás en la cancha. Este último detalle es realmente crucial.