La rusa María Sharapova mostró su historia luego de recibir el doping positivo por meldonium en 2016, en el documental El Punto en #Vamos de Movistar+. La exjugadora de 33 años contó de forma íntima cómo la afectó la situación que terminaría siendo el primer paso de cara a la parte final de su carrera, como recoge el diario AS.
El momento del doping positivo
Sharapova decidió anunciar ella misma en una conferencia de prensa el 7 de marzo de 2016, que había recibido un positivo en el doping, por una sustancia prohibida (meldonium). Un hecho que sin dudas generó conmoción en el mundo del deporte. «Después de la comparecencia borré todas las redes sociales de mi teléfono, para protegerme de opiniones y juicios y mantenerme cuerda. Nunca me ha preocupado lo que la gente piense de mí, pero de repente, con lo que pasó, sí me empezaba a importar. Fue muy desagradable sentirme tan pequeña. Mi madre se pasó semanas durmiendo conmigo para que estuviera acompañada. Tenía que tomar el control y saber que la había cagado».
Su contacto con la sustancia
La rusa explicó que durante gran parte de su carrera consumió meldonium, sin embargo dicha sustancia dejó de ser legal a partir de enero de 2016. Pero Sharapova no se enteró a tiempo. «De joven mi salud se resentía. Mi padre buscó un médico en Rusia. Aunque vivíamos en Estados Unidos, él estaba más seguro hablando con un médico ruso, aunque ese médico no tenía experiencia con deportistas. Me hizo una lista de medicamentos que podía tomar, y con los problemas que empecé a tener desde 2006 me dijo que podía tomar ‘mildronate’, que en Rusia se toma sin receta, como si fuera aspirina».
«Siempre me hicieron muchas pruebas entre 2006 y 2015, y nunca pasó nada. En enero de 2016 pasó a ser ilegal. Otras federaciones advirtieron a otros deportistas sobre el meldonium y que pasaba a estar prohibido, pero no a mí», aseguró la cinco veces campeona de Grand Slam. «Recibí un correo de la Federación Internacional de Tenis (ITF). Hablaba sobre dopaje, y mencionaba algo de un medicamento llamado meldonium. Yo fui al diccionario para buscarlo, porque no conocía esa sustancia, pero luego leí ‘mildronate’ y sí que sabía perfectamente lo que era».
La lucha tras la sanción
A partir de la confirmación del positivo, comenzó una disputa entre la rusa y la Federación Internacional para determinar el tiempo de suspensión que le correspondería. «La ITF insistió en que yo oculté que tomaba ‘meldonium’, y no es así, porque yo tomé durante muchos años algo legal. Quiero que me respeten, no pedí que me dejaran jugar al día siguiente. Mi equipo y yo nos habíamos acostumbrado a tomar algo que mejoraba mi salud pero no mi rendimiento. Luché por lo que considero mi derecho y mi voz. Al leer después aquel informe que me rebajó la pena, me sentí libre. Yo no oculté que tomaba meldonium».
¿De quién fue la culpa?
Si bien Sharapova absorbió toda la responsabilidad del caso, también aprovechó el documental para comentar que fue su agente Max Eisenbaud quien cometió el error de no informarle a tiempo el cambio de reglamentación con respecto a la sustancia que consumía habitualmente. «Si hay varias personas en un equipo, cada uno se dedica a su terreno. Dejé trabajar con aquel médico en 2013 porque quería un enfoque más natural. Seguí tomando tres sustancias que él me había dicho que tomara hace varios años, entre ellas el ‘mildronate’. Le dije a mi agente que comprobara la lista de sustancias prohibidas a finales de año en 2015. Pero Max tenía problemas personales y no lo comprobó. Fue error suyo no hacerlo«.
La nacida en Niagan nunca logró recuperar su memoria tenística y sumado a algunos otros problemas físicos, decidió ponerle punto final a su carrera tras el Australian Open 2020, donde cayó en primera ronda ante Donna Vekic.