La respuesta es no. En el pasado fueron blancas y negras dependiendo sobre la superficie que se jugara el partido. Con el avance de la tecnología y del pasado las pelotas empezaron a ser amarillas. Estos son los motivos que han llevado a esta evolución.
En sus inicios el tenis era como conocido como el deporte de blanco, ya que todos sus jugadores vestían de blanco (de ahí la tradición de Wimbledon en los atuendos) y las pelotas eran también de este color. Estas pelotas procedían del Real Tenis, el deporte que precede al tenis moderno y que se jugaba en Inglaterra y Francia. Las primeras reglas del tenis actual se escribieron en el año 1874.
La popularidad le empezó a llegar al tenis en la década de los años 60 y 70, momento en los que se aprobó la participación de jugadores profesionales con aficionados en los mejores torneos del calendario. Uno de los momentos clave fue el 1968, momento en el que con el profesionalismo irrumpió la televisión como medio de difusión y ayudaron al desarrollo comercial del tenis, con numerosos cambios en lo siguientes años.
Hasta estos años las pelotas eran blancas y negras, cambiando el color dependiendo de la superficie. Un estudio demostró que el color amarillo hacía más visibles las pelotas a través de la televisión y esto fomentó su aprobación en el año 1972. Se hicieron algunas pruebas con otros colores, pero había problemas en televisión por el croma y las características de la imagen. Se necesitaba un contraste fuerte para diferenciar por parte del espectador claramente la bola independientemente de la superficie en la que se jugara el partido.

Wimbledon fue la excepción
El torneo británico mantuvo la tradición hasta el año 1986, momento en el que decidió cambiar al color amarillo. De todas formas existen más colores oficialmente aprobadas por la Federación Internacional de Tenis, como el blanco, rojo, naranja y verde. Estas pelotas se diferencian en la velocidad y el objetivo es incentivar y facilitar a los niños para practicar el deporte.
En la actualidad las pelotas de tenis son amarillas porque pueden alcanzar los 250 kilómetros por hora, pueden girar a 5.300 revoluciones por minuto y se juega con ellas sobre cemento, césped o arcilla contrastando perfectamente con el amarillo llamativo de ellas.