A finales de 2016, el británico logró lo que parecía un imposible: arrebatar el primer puesto de la clasificación mundial al serbio Novak Djokovic. Para ello tuvo que firmar un sensacional 78-9 en victorias y derrotas, las últimas 24 de manera consecutiva. Recordamos aquella memorable segunda parte de la temporada que le permitió alcanzar el número uno del mundo.
Justo antes de comenzar su particular vía crucis con las lesiones, Andy Murray vivió el período de esplendor de su carrera en el año 2016, temporada en la que conquistó nueve títulos y en la que alcanzó un total de 13 finales. Su rendimiento durante todo ese año fue formidable pero fue especialmente en la segunda parte de la temporada, a partir de mayo, cuando el escocés comenzó a mirar de tú a tú al, por entonces, número uno del mundo, el serbio Novak Djokovic. Tanto fue así que a finales de aquel año se produjo el ‘sorpasso’ en el ranking ATP entre el escocés y el serbio.
Desde aquel Mutua Madrid Open donde cayó ante Djokovic en la final, Murray firmó 65 victorias en sus siguientes 70 encuentros, alcanzando 12 finales en 13 torneos. El colofón de aquella magnífica temporada se produjo en las Nitto ATP Finals de Londres, donde el de Dunblane superó al serbio por 6-3 y 6-4 para convertirse en el 17º hombre en terminar una temporada en lo más alto del ranking en la Era Open.
Con ambos tenistas jugándose el número uno del mundo, fue el británico el que aprovechó la oportunidad. Con la ventaja de jugar en casa, el bicampeón de Wimbledon firmó una actuación impecable, muy sólida, para lograr su 24ª victoria consecutiva y terminar por encima de su rival en el ranking ATP. “Ha sido una dura rivalidad. He perdido muchos partidos contra él, pero obviamente estoy muy feliz de haber ganado hoy. Terminar como número uno el año es muy especial, nunca lo habría imaginado”, comentó Murray en declaraciones recogidas por la web de la ATP.
Tras el torneo de Madrid, Murray estaba a 9.025 puntos de Djokovic en el ranking. Gracias a esa espectacular racha que ahora comentaremos torneo a torneo, el escocés logró revertir la diferencia y sobrepasar al serbio en la cima de la clasificación mundial.
La mejor gira de tierra de su carrera
Tras su derrota con Djokovic en Madrid, Murray se tomó la revancha tan sólo una semana después ante el serbio en la final del Masters 1000 de Roma. El escocés volvía a demostrar que su alergia al polvo de ladrillo ya era cosa del pasado y ahora era un firme candidato al título en Roland Garros. También allí se repitió final entre escocés y serbio, con Djokovic conquistando su ansiado primer título en París con el que completaba el Grand Slam.
Pese a la derrota final, Murray salió muy feliz de su paso por la tierra batida y deseando ya la llegada de su querida hierba. “He jugado algunos de mis mejores partidos en arcilla las últimas semanas. Espero que esto me ayude ahora en hierba, que es una superficie más natural para mí”, declaró.
Indiscutible superioridad en casa
Impulsado por sus buenas actuaciones sobre arcilla, Murray no tuvo ningún problema de adaptación a la hierba y, literalmente, arrasó sobre el césped, primero en el ATP 500 de Queen’s y después, en el All England Club de Wimbledon, sumando 12 triunfos consecutivos y dos títulos más en su haber, el quinto en Queen’s y el segundo en Wimbledon. En ambas finales derrotó al canadiense Milos Raonic, reduciendo la ventaja que poseía Djokovic en el ranking a 4.825 puntos.
“Este siempre es el torneo más importante para mí. He disfrutado de grandes momentos en Wimbledon, y también otras duras derrotas. Debido a esto último, cada victoria es muy especial. Estoy orgulloso de tener este trofeo en mis manos de nuevo”, agregó el escocés.
Primer bicampeón olímpico pero traspiés inesperado en Nueva York
Con el objetivo de sumar su segundo oro olímpico consecutivo entre ceja y ceja, Murray se ausentó del Masters 1000 de Canadá, torneo en el que defendía los 1.000 de campeón del pasado año, para preparar en exclusiva la cita olímpica. Motivos no le faltaron, puesto que tras vencer al japonés Kei Nishikori en semis y al argentino Juan Martín del Potro en la gran final, el británico se convirtió en el primer tenista de la historia en revalidar un oro olímpico individual.
No hubo descanso e inmediatamente, el pupilo de Jamie Delgado cogió un avión directo a Cincinnati para disputar el segundo Masters 1000 de la gira norteamericana de pista dura. El cansancio acumulado sólo le pasó factura al escocés en una nueva final, la séptima consecutiva, en la que cayó en dos sets ante el croata Marin Cilic.
Entre las dudas de Djokovic y Nadal y la ausencia de Federer, Murray llegaba a Nueva York como el miembro más en forma del ‘Big Four’. Sin embargo, las cosas no salieron según lo previsto en el US Open. En un duelo tremendamente exigente a nivel físico y mental, Murray cayó en cuartos de final ante Nishikori y se iba de ‘Flushing Meadows’ sintiendo que había dejado escapar una gran oportunidad de sumar otro Grand Slam a su palmarés.
Cinco torneos seguidos para cumplir un sueño
Pero esto no detuvo al escocés. Al contrario, le hizo aún más fuerte a nivel mental en un final de temporada sencillamente perfecto. Murray completó una impoluta gira asiática con los títulos en Pekín y Shanghai. Diez triunfos consecutivos sin ceder un solo set para volver a acercarse peligrosamente al número uno de Djokovic.
El ‘sorpasso’ definitivo se produjo en la gira indoor europea, la última del año. El escocés continúo su marcha triunfal al proclamarse campeón en Viena ante el francés Jo-Wilfried Tsonga, llegando a París-Bercy dependiendo ya de sí mismo para sobrepasar a Djokovic. Una derrota de éste en cuartos de final unida al acceso a la final del británico, le permitió a este último completar el adelantamiento en la clasificación. No contento con ello, Murray también se llevó el Masters 1000 parisino para coger aún más ventaja.
“Llegar al número uno no ha sido sólo cuestión de lo que ha pasado hoy, se necesitan 12 meses llenos de torneos para llegar a este nivel. Los últimos meses han sido los mejores de mi carrera y estoy muy orgulloso de haber alcanzado el número uno. Era un objetivo que tenía en mente los últimos años”, reconoció.
Pero todavía quedaba un último esfuerzo para despedir una temporada inolvidable: la Copa de Maestros de Londres. Aquí y tras varias victorias épicas ante Nishikori o Raonic, entre otros, Murray se citó con Djokovic en la gran final. El que ganará se llevaría el título y el honor de acabar el año en lo más alto.
Como ya hemos comentado, el escocés se mostró muy superior desde el inicio ante un Djokovic indolente, apático y sin muchas ganas de presentar batalla. El escocés completó este extraordinario viaje de seis meses con su primera Masters Cup. Frente a su gente, Murray logró lo que parecía una quimera tan sólo unos meses antes: acabar con el reinado de Djokovic al frente del circuito ATP.