Vamos a rememorar este partido que es considerado como uno de los mejores de la historia del tenis. Los protagonistas fueron dos tenistas que tiene un legado eterno y que tuvieron una rivalidad inolvidable, John McEnroe y Bjorn Borg. Wimbledon en 1980 fue testigo de aquel histórico duelo.
Un 5 de julio iba a tener lugar en Wimbledon uno de esos partidos que han pasado a la historia del tenis. Era una final muy esperada. Por un lado estaba Bjorn Borg con 24 años que estaba su quinta final consecutiva (habiendo ganado las cuatro anteriores). En el otro lado de la red estaba un joven McEnroe que por aquel entonces tenía solo 21 años. Eran dos jugadores totalmente distintos en cuanto a carácter y tenis pero que estaban dispuestos a dar un gran espectáculo.
Antes de la final se habían visto las caras en cuatro ocasiones y todas ellas se habían saldado con victoria para el sueco. El estadounidense había cedido en todas por pequeños detalles, aunque esta vez sobre la hierba pensaba que era su gran momento para dar un golpe sobre la mesa y cambiar el rumbo de esta joven rivalidad que luego sería una de las más laureadas en este deporte.
McEnroe sorprende pero Borg se recupera
Los dos habían dejado grandes sensaciones durante el torneo, superando a sus rivales sin mayores problemas. La confianza de ambos era máxima para salir campeones de La Catedral del Tenis. El primer set fue visto y no visto. En poco minutos McEnroe se apuntó la primera manga por un claro 6-1. Borg tenía que encontrar ese tenis que le había proclamado campeón en cuatro años consecutivos. El sueco reaccionó y con un juego de fondo que estaba desesperando las subidas constantes de McEnroe. Al final un segundo parcial igualado que acabó cayendo para Borg por un 7-5 que ponía la igualdad en el partido.
El sueco cerca de otro título
Algo cambió en el tercer set. McEnroe estaba mucho más errático y en algunos momentos se le veía perder los nervios en la cancha. Un 6-3 cómodo para notarse el segundo set y empezar a controlar el partido. Hasta el momento estaba siendo un intenso encuentro con muchos altibajos pero sin nada en especial. El verdadero espectáculo comenzó en la cuarta manga. Un 5-4 a favor de Borg y su servicio hacían pensar que ya estaba en camino el quinto título consecutivo de Borg pero este no iba a ser el final del partido. Además todo se puso más de cara con un 40-15 que le daban al sueco dos bolas de partido. En el primero lo salvó con un gran passing y en el segundo gracias a un tanto en la red que ponía el deuce. La confianza de McEnroe creció y rompió el servicio de su rival para poner el 5-5.
Aquel tie break del cuarto set
La locura se desató en el tie break. Había dos opciones a partir del 6-6 o bola de set para McEnroe y llegar al quinto set o Borg que tenía bola de partido. Un total de 22 minutos de emoción para todos los amantes del tenis. Otras cinco bolas de partido que tuvo el sueco y ya eran un total de siete. En el punto número 34, McEnroe tras una gran volea se llevaba el mágico tie break tras un 18-16. El partido estaba igualado y se iba a decidir en el quinto y definitivo set.
Esto podía ser un golpe para cambiar el rumbo del partido. El sueco comenzó con alguna duda pero pudo reaccionar rápidamente y llevarse ese primer juego tan importante en un quinto set. El partido seguía igualado y ninguno conseguía un break. El partido estaba con un 6-6, pero ya no había tie break, el ganador debía sumar dos juegos consecutivos. Los nervios estaban a flor de piel y Borg decidió que era el momento de apretar. Al resto tuvo un 15-40 que significaban dos pelotas de rotura. El sueco no falló y sumaba esa rotura que le dejaba con el servicio para ganar otro nuevo trofeo en Wimbledon. Con su servicio consiguió el título a la primera oportunidad en este set para agarrar el quinto trofeo consecutivo en este Grand Slam tras un (1-6, 7-5, 6-3, 6-7(16), 8-6). Un partido que cambió la visión del tenis y que nunca se borrará del legado de este deporte.