Opinión

David Ferrer, el gladiador de Jávea

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David Ferrer celebra un punto en el circuito ATP | Foto: www.atptour.com

No corrían buenos tiempos para David Ferrer. A sus 36 años de edad, el de Jávea pasaba un auténtico calvario por cada pista de tenis a la que acudía, descubriendo que el tiempo siempre pasa factura, sin excepción. Caracterizado por su capacidad de sufrimiento y espíritu de lucha, David ha ido notando de manera progresiva como su nivel de tenis se apagaba, al mismo tiempo que su capacidad física, uno de sus grandes aliados, le daba la espalda. Y cada día un poquito más.

Y debe ser especialmente duro para un deportista como él, que ha demostrado un gran poderío sobre muchos de los tenistas actuales del circuito, ver como poco a poco, querer ya no significa poder. Averiguar que no hay vuelta atrás, que no existe reinvención posible. Que sus ansias por ganar y su voluntad de hacerlo no se corresponden con los resultados obtenidos.

Campeón de Master 1000, finalista de Grand Slam, campeón de multitud de torneos, entre los cuales se encuentra la Copa Davis que tantas veces lideró, y top-10 durante muchos años, llegando a ser top tres del mundo. Ese es el currículum de David, que de no ser por Rafael Nadal, seguramente hubiese sido la referencia del tenis español durante estos años.

Como todo en la vida, nada es eterno ni es para siempre. Ferrer ha pasado de jugar los cuartos de final y semifinales de los torneos más importantes a perder en primera ronda en la mayoría de los torneos de prestigio. Su cabeza le recuerda lo vivido y le exige, en cada golpeo, lo mejor de si mismo, Una exigencia que probablemente ya no se corresponde con su potencial.

Durante la actual temporada, las sensaciones han ido a peor, no logrando pasar de primera ronda en ninguno de los Grand Slam y realizando un papel ciertamente pobre en los Master 1000. Tan sólo la plaza de toros de Valencia y las banderas rojas y gualdas lograron enaltecer el orgullo del campeón español y lograr una victoria tan épica como difícil, y que la ciudad del Turia recordará de por vida.

Ferrer levanta el título del Challenger de Monterrey
Ferrer levanta el título del Challenger de Monterrey | Foto: @atpchallenger

La humildad como valor

Pero la vuelta a la realidad se suele caracterizar por su crudeza, y la felicidad de su reciente paternidad, por la que se perdió gran parte de la temporada de tierra, no logró exaltar su nivel de tenis.  El pasado mes de agosto disputó su último partido de un torneo de Grand Slam, ante su compañero y amigo Rafael Nadal. Partido que tras anunciar su retirada en 2019, la carrera de David parecía completamente apagada, sin aliciente alguno. Un trámite que no hacía justicia a la brillantez que le ha caracterizado. Pero el coraje es una cualidad que se forja con la persistencia, y en el caso de David así ha sido. Con la humildad de la que no muchos tenistas pueden presumir, decidió reciclarse y disputar el Challenger de Monterrey, en una última oportunidad consigo mismo y en una apuesta que podría atentar contra su autoconfianza.

Torneo que logró alzar, venciendo a Ivo Karlovic en la final, y demostrando una vez más que rendirse es siempre la peor de las opciones.

Será 2019 el año en que el gladiador se retire, con el respeto absoluto del mundo del tenis y del deporte. Y, como buen gladiador que es, es más que probable que aún no haya librado la mejor de sus batallas.