La tenista polaca escribió unas emotivas memorias sobre su carrera. Swiatek explicó la importancia de la figura de su padre, el secreto del éxito y sus lágrimas tras el anuncio de Barty sobre su retirada.
Iga Swiatek escribió un texto llamativo sobre su carrera tenística desde sus inicios en el medio The Players Tribune. La polaca explicó cómo su padre siempre ha querido que fuera un atleta de élite y su forma de guiarla. Dejó claro cuál es la receta del éxito y piensa que lo más importante es que nada te importante. También se mostró muy emotiva en el momento que su psicóloga le contó que Ash Barty acababa de anunciar su retirada tal y como recoge en declaraciones el diario ESPN Deportes.
El momento de la retirada de Barty
“Era marzo. Teníamos un apartamento en Miami para el torneo porque yo había estado alojada en hoteles durante los primeros meses del año. Así que estaba en el apartamento, y creo que estaba viendo Parks and Recreation o algo cuando mi psicóloga, Daria, entró y dijo “Ash anunció su retiro”. No entendí al principio. Yo estaba como, ¿Qué? ¿Cómo es eso posible? Y luego comencé a llorar“.
La llamada a su padre
“Había cierta confusión sobre lo que iba a pasar porque yo solo había sido número dos del mundo durante tres días. Así que llamé a mi papá, y fue la mitad de la noche en Polonia. Nunca lo llamo, siempre le enviamos mensajes de texto o WhatsApp, por lo que pensó que algo malo estaba pasando. Pero creo que tenía tanto sueño que en realidad no estaba procesando. Él estaba como, “sí, está bien, genial“.
La receta del éxito
“La mejor solución es que no te importe una mierda, sinceramente. Siento maldecir, pero si hay algún secreto en mi éxito del último año, es darme esa libertad de que no me importe lo que piense la gente. Eso fue lo que me llevó a ganar otro Grand Slam y el tercero. Eso es lo que me llevó al número uno. Dejar ir. Cuando tengo momentos ahora en los que me siento un poco insegura, eso es lo que me recuerdo a mí misma“.
El sueño de su padre
“Mi papá quería que sus hijas hicieran deporte, ser activas y tal vez algún día convertirse en atletas. Recuerdo cuando yo tenía diez años (y era un poco más extrovertido), me gustaba quedarme después de la escuela y jugar al fútbol con los otros niños en lugar de entrenar al tenis. Mi papá venía a buscarme a la escuela gritando: “¡Igaaaa, ven aquí!”. Él siempre estuvo ahí, creyendo en mí. El me enseñó cómo ser una profesional, y tener disciplina y regularidad. Era algo que me dio para usar en el deporte y en la vida. no era que él fuera súper duro, pero era estricto con las prácticas y las rutinas saludables en un manera que, cuando miro hacia atrás, estoy agradecido. Mi papa era esa voz en mi cabeza que siempre me guiaba por el camino correcto“.