En el tenis, suele darse que un jugador se sienta muy cómodo en una ciudad o torneo específico. La mayoría de las veces esto ocurre cuando son locales, en su país. Pero hay casos en los que pasa cruzando la frontera. Exactamente esto sucedió entre Leo Mayer y Hamburgo.
Una hermosa historia de un argentino en Alemania
2014, el primer rugido del yacaré
Mayer fue a Hamburgo en un gran momento de su carrera, pero estando lejos de los favoritos a ser campeones. Llegó como 46 del mundo, pero desde el primer partido se vio que su nivel era superior al de un jugador con ese ranking.
Camino impecable y sin turbulencias hasta la final, cinco partidos en los que no perdió ningún set. Leo alcanzó la definición sorprendiendo a todos, y eliminando a jugadores como Dominic Thiem, y al favorito de la casa, Kohlschreiber.
¿Su rival en la final? Ni más ni menos que David Ferrer, 7 del mundo y al que pocos podían ganarle en arcilla. Parada más que complicada para el argentino, pero si había llegado hasta ahí, no le iba a poner las cosas fáciles a su rival. David ganó el primer set en tie-break, y cuando todo indicaba que la copa se iba para España, el “yacaré” mostro lo mejor de su tenis. Mayer jugó impecable, lo dio vuelta, se llevó el segundo set 6-1 y el tercero 7-6 para completar una semana soñada.
De esta forma ganó el primer título ATP de su vida, ni más ni menos que en un ATP 500 y contra una leyenda de la arcilla en frente.
No fue una sola, fueron dos
Si lo ocurrido en 2014 te pareció sorprendente, lo de 2017 fue de otro mundo. Leo decidió no ir a defender el título en 2015 y recién volvió en 2016, donde su torneo duró menos de dos horas, al perder contra el francés Stephane Robert en el debut.
Al año siguiente, en 2017 regresó con una realidad muy distinta. En ese entonces estaba 138 en el ranking y debió jugar la clasificación, en la que lo eliminó el 923 del mundo. Mal momento de Mayer estando bajo en el ranking y con mal nivel. Sin embargo, hubo una baja en el cuadro principal y Leo entro como LL (Lucky Loser) a la que sería una semana única en su vida.
Debut con victoria muy cerrada ante Albert Ramos-Viñolas en el tie-break del tercer set. Tambaleando pasó a segunda ronda donde ya todo sería color de rosas. Jugó un tenis de elite, no perdió ningún set en los siguientes tres partidos y nuevamente estaba en la final de Hamburgo.
Su oponente tampoco era parte del Top 100, los dos llegaban contra todo pronóstico. Igualmente tenían una similitud más grande entre ellos, ni más ni menos que el apellido. Florian Mayer sería el encargado de intentar que Leonardo Mayer no campeón por segunda vez en Hamburgo, pero no lo logró. 6-4 4-6 6-3 el código de la victoria y nuevamente Leo era el monarca en Hamburgo.
Subió 89 puestos en el ranking tras esa semana, del 138 al 49.
Muy cerca del tricampeonato
Te equivocas si piensas que esta historia termina acá. En 2018 hubo otro gran capítulo, sin el mismo final que los anteriores pero Mayer jugando en Hamburgo nunca dejaba de sorprender.
La vez que llego con mejor ranking al torneo de la ciudad alemana, siendo 36 del mundo. Ramos-Viñolas, Monfils, Schwartzman y Kovalik, en ese orden, fueron sus víctimas en el camino a la final. Partido donde caería ante el georgiano Nikoloz Basilashvili en tres sets.
Casi tricampeona, pero no había nada que recriminar tras otra semana estelar en su torneo favorito. Más de 11.000 kilómetros separan Corrientes (ciudad donde nació Leo Mayer) de Hamburgo. Estas tres hazañas demuestran que no es necesario estar cerca de casa para sentirse en casa.