Se acabó la 20° edición del Argentina Open, un torneo que logra captar la atención del público y grandes jugadores pese a no contar con el mismo presupuesto que otros torneos.
La difícil situación económica que atraviesa la Argentina desde hace varios años parece no hacer mella la organización del ATP de Buenos Aires que siempre logra atraer a interesantes jugadores y ofrece buenos servicios al espectador. En esta nota te contamos los aspectos positivos y los negativos del Argentina Open 2020.
Terraza para ver los entrenamientos
Este año la organización innovó colocando una terraza viendo las dos canchas de entrenamiento principales.
En años anteriores los fanáticos debían subirse a ramas de árboles para intentar observar un rato a sus jugadores favoritos entrenar. A partir de este año los espectadores contaron con una planilla que indicaba los horarios de entrenamiento y la terraza para poder apreciarlos.
Punto positivo para la organización con esta decisión, al espectador le gusta sentirse lo más cerca posible de los jugadores y sin duda de esta manera lo consiguieron.
Patio de comidas
Otra de las atracciones del torneo es su patio de comidas. Al estar el Buenos Aires Lawn Tennis Club en medio de un pulmón verde tan importante como son los bosques de Palermo es interesante observar los foodtrucks y las mesas dispuestas en un espacio verde.
A su vez la organización armó un escenario musical para que el público pueda disfrutar de un show de música por la tarde mientras aprovecha para comer y esperar su turno para ingresar al estadio.
En cuanto a la comida y considerando como ya dijimos la difícil situación económica del país es bueno valorar que los precios no fueron elevados teniendo en cuenta que en eventos de este tipo siempre comer suele ser más caro que afuera del predio.
La polémica se dio principalmente los días sábado y domingo ya que tres espectadores se desmayaron en la cancha central Guillermo Vilas producto del intenso calor y posiblemente la deshidratación.
Es que la botella de agua de 500ml. tenía un valor de $130 (pesos argentinos), un precio equivalente a una botella de 2lts. en cualquier kiosco de la ciudad. Es así que ante el elevado precio y el impedimento para ingresar con bebida al predio mucha gente optó por no hidratarse lo suficiente generando como ya dijimos el desmayo de tres espectadores los dos últimos días de competencia.
El patio de comidas cada año está mejor, los foodtrucks ofrecen al espectador una buena variedad para comer pero los precios de la bebida es un aspecto a revisar. En febrero hace mucho calor en Buenos Aires y el público necesita mantenerse hidratado para poder disfrutar de la entrada que abonó, en caso contrario podrían lamentarse sucesos aún peores a los ocurridos.
Semifinal y final necesita un cambio de horario
En relación con el punto anterior me gustaría nombrar este aspecto.
Históricamente, salvo impedimentos climáticos, debido a las exigencias del canal que posee los derechos de televisión las semifinales y la final se juegan a las 2pm hora local (en ocasiones como este año la final inició a las 3pm) con temperaturas superiores a los 30°C.
Los jugadores si bien preferirían jugar noche están preparados para soportar esa exigencia física, sin ir más lejos en los Grand Slams se juegan con temperaturas iguales o incluso mayores. El problema viene cuando son los espectadores (que no están acostumbrados) quienes deben soportar esa exigencia física, en algunos casos gente mayor o con problemas de salud.
Año a año las temperaturas son sofocantes levantando quejas pero este año el anteriormente mencionado desmayo de tres espectadores puso de manifiesto la necesidad de que las instancias finales se disputen por la noche.
El director del torneo Martín Jaite ya se puso manos a la obra y comunicó que, casi confirmado, las semifinales y la final de la edición siguiente se jugarían de noche, si es posible en el canal que tiene actualmente los derechos de televisión o sino en otro pero la gente y los jugadores necesita ese cambio.

Atención al espectador
No hay persona que vaya al torneo que no quiera volver a ir. Me sucedió a mí en 2015 cuando fui por primera vez, volví a ir todos los años como espectador y en esta edición pude disfrutar mi primera experiencia como periodista.
Es un torneo que atrae a la gente, sabe reinventarse y contentar al público.
Los patrocinadores dispuestos en el camino desde la entrada hasta el estadio organizaban distintas actividades para los espectadores ya sean trivias, juegos para chicos, pruebas de raqueta o incluso firma de autógrafos de Guido Pella y Diego Schwartzman organizadas por su marca de indumentaria, y en todos los casos el público se lleva un premio por participar (o mejor si logran ganar).
Estas actividades permiten desenfocar al espectador aunque sea por un rato del tenis para disfrutar otra experiencia dentro del club.
Punto a favor para la organización que año a año se reinventa y genera que el espectador siempre se vaya con una sonrisa.
Esta vez la suerte no acompañó
Como dijo Martín Hughes, ejecutivo de Tennium (empresa que organiza el Argentina Open), hay cosas que la organización puede controlar y hacer bien mientras que hay otras que están fuera de su control como son los resultados deportivos.
La organización atrajo un gran plantel para la celebración de su 20° aniversario incluyendo dos top10 como Dominic Thiem y Matteo Berrettini. Lamentablemente ambos debieron bajarse tres días antes del inicio del torneo dejando a la organización sin posibilidad de suplantarlos.
En el día de sus respectivos debuts Fernando Verdasco por enfermedad y Christian Garín por una molestia física también debieron bajarse de la competición.
Ya en cancha otra de las principales figuras Borna Coric, ex 12° del mundo, cayó en el debut de manera inesperada ante Thiago Monteiro. El viernes tras superar en un partido histórico a Pablo Cuevas el principal cabeza de serie Diego Schwartzman se lesionó también quedando imposibilitado de jugar su partido de semifinales.
Es así que los protagonistas de la final fueron Casper Ruud, un gran jugador con mucha proyección pero desconocido para el público mayoritario, y Pedro Sousa, un Lucky Loser de 31 años que nunca había alcanzado los cuartos de final de un torneo ATP y que encima jugó lesionado.
Los torneos no dejan de ser un negocio al fin y al cabo por lo que aspiran a que los principales cabezas de serie o los jugadores locales lleguen a la final para así poder recaudar lo máximo posible de la venta de entradas.
En esta edición la organización hizo todo lo posible pero la suerte no estuvo de su lado.
La velocidad de la pista
Es sabido en el circuito que las canchas de polvo de ladrillo argentinas son las más lentas del mundo y eso genera que los partidos se alarguen por la poca posibilidad de convertir tiros ganadores. En esta edición hubo dos partidos que se extendieron más allá de las tres horas de juego, llegando incluso el partido de Schwartzman y Cuevas a superar el récord histórico del torneo jugando 3h y 41m de partido (el récord era de 3h 26m y pertenecía al partido entre Felix Mantilla y Marc López en 2005).
La jornada del jueves duró casi doce horas iniciando a las 2:30pm hora local y finalizando a las 2:26 de la madrugada con el partido entre Schwartzman y Delbonis.
La organización debería evaluar alguna posibilidad de aumentar la velocidad de las canchas sin necesariamente considerarse el cambio de superficie, una tradición en Sudamérica.
El público acompañó como siempre
El público porteño es muy aficionado al tenis y así lo demuestra todos los años.
En el 2020 pese a las múltiples bajas, retiros y derrotas de los favoritos de manera temprana la gente dijo presente para celebrar un año más de un torneo que se mantiene, en gran parte, gracias a ellos.
El mejor ejemplo de la pasión por el tenis que tienen los espectadores del ATP de Buenos Aires es el partido entre Schwartzman y Delbonis que finalizó a las 2:26am.
En horarios mucho más razonables es difícil observar una buena cantidad de público en otros torneos del mundo (salvando el Abierto de Australia y el Abierto de Estados Unidos) sin embargo cerca de 900 espectadores se quedaron hasta el final del encuentro entre dos de los jugadores más queridos.
La organización conoce la importancia que tiene la asistencia de público y es por eso que, en esta relación simbiótica, cada año ofrecen más servicio al espectador.
La organización hizo todo lo posible para ofrecer el mejor torneo y si bien no contaron con la suerte de otros años han hecho disfrutar de muy buen tenis a los espectadores.
Ya estoy contando los días para volver en 2021 de la mano de Canal Tenis.