El checo se retira del tenis a sus 38 años debido a sus problemas en las cervicales y lumbares. Stepanek ha sido durante toda su carrera un jugador carismático que ha llamado la atención de todo el mundo de este deporte. Se despide uno de los tenistas de la vieja escuela del saque y volea. Sus mayores éxitos llegaron con su país, tras conquistar dos ensaladeras.
Radek Stepanek. Odiado por unos y querido por otros. Ese jugador que no pasaba inadvertido, que tenía vida dentro de la cancha, que conectaba con el público ha puesto punto y final a su carrera. Uno de esos tenistas que marcaron una etapa en mis inicios como espectador de este deporte. Su manera de jugar, agresivo, subiendo a la red, con voleas mágicas, celebraciones espectaculares y alguna que otra provocación, me convirtieron en un fan más del checo. Era un tenista particular, con golpes diferentes a lo habitual del circuito.
«Comparada a la del resto, mi forma de jugar es distinta. Vengo de la vieja escuela, del saque y volea, me gusta jugar con el slice, cambiar los tiempos de los peloteos, tirar drop-shots, jugar la mayor cantidad de tiros diferentes que pueda» añadió Stepanek en el año 2013 antes de una eliminatoria de Copa Davis.
El veterano jugador nació en Karviná, un pueblo al noroeste de la República Checa. Su mayor éxito en individuales fue llegar hasta la octava posición en el año 2006. Ganó seis títulos todos ellos en pistas hard, demostrando lo efectivo que podía llegar a ser su tenis de saque y volea. Además en siete ocasiones quedó subcampeón en torneos ATP. A partir de los 30 se centró también en el circuito de dobles, en el que jugó con varios compañeros. En esta modalidad llegó hasta la cuarta posición del ranking ATP, sumando 18 títulos. Dos ellos destacan, el Abierto de Australia en 2012 y el US Open en 2013 junto con el indio Leander Paes. Otro gran mérito fue la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Río, en dobles mixto junto a Lucie Hradecká.
Por su larga trayectoria profesional jugó partidos con todos los componentes del `Big Four´. Contra ninguno de ellos el balance es positivo, pero siempre fue un rival a evitar de los grandes favoritos. Superó a Murray y Federer en dos ocasiones, mientras que con Djokovic sólo pudo una vez. Frente al jugador de Belgrado brindó grandes puntos y partidos que se guardarán en la memoria de los aficionados. El único que se le resistió fue Nadal, que con sus passing-shots volvía loco al checo y perdió las siete veces que se enfrentaron.
La magia de Stepanek en la Copa Davis
Sus mayores éxitos llegaron en la Copa Davis, en la que debutó en el año 2003. Desde entonces jugó hasta en 26 ocasiones representando a su país, hasta la última vez en 2016, siendo todo un héroe para su nación. Por este motivo tiene en entre sus manos el Premio al Compromiso que otorga la Federación Internacional de Tenis. En esta competición se transformaba y era un jugador indomable.
La magia de la Davis le hacía sacar lo mejor de sí, competir todas las bolas sin rendirse y luchar hasta el final. Gracias a esta capacidad de superación se convirtió en el jugador que en 2012 y 2013 certificó la victoria en la eliminatoria final para la República Checa. En el primer año, superó al español Nicolás Almagro en el quinto partido. Lo mismo ocurrió el siguiente año, aunque esta vez fue en Serbia y ante Dusan Lajovic. Cuando estaba de por medio la Ensaladera, Stepanek jugaba por encima de sus prestaciones, sintiendo sus colores como nadie.
A punto de cumplir 39 años tiene que retirarse de lo que ha sido su vida. Su intención era volver en 2018 a la máxima competición, pero no ha podido recuperarse de sus problemas en las cervicales y lumbares. «Este último año, después de la operación, no ha sido fácil. No quiero poner en riesgo mi vida ni la próxima etapa que me espera» añadió en la rueda de prensa de su retirada en Praga.
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