Con 20 años es una de las grandes promesas del tenis argentino. Haremos un repaso sobre la carrera de Bautista Torres, semifinalista de Roland Garros Junior, campeón del M15 Cairo y finalista en el Challenger Blumeneau.
Los inicios
Nacido el 2 de abril 2002, el oriundo de Vicente López comenzó a jugar al tenis a la edad de cuatro años. “Arranqué a jugar al tenis a los cuatro años en un club de Villa Martelli porque mis papás iban a pasar el fin de semana ahí con amigos y como mi papá jugaba de chiquito al tenis empecé a jugar con él y me gustó mucho» declaraba al diario Clarín. A los 13 años se dio cuenta de que el tenis iba a ser lo suyo. “Empecé a disfrutar mucho de entrenar, competir y viajar, y ahí me di cuenta de que quería dedicarme a esto» decía ‘Bauti’.
Federer su ídolo
Dueño de un potente drive y un sólido revés a dos manos, el propio Torres describe su juego así, “me definiría como un jugador agresivo, que le gusta dominar el punto, sobre todo con mi derecha que considero que es mi mejor golpe. Además, me gusta ir bastante cerrar los puntos a la red y tener el dominio del partido«. Su idolatría y admiración hacia el suizo Roger Federer. “Roger es mi ídolo desde muy chico, me hubiera encantado poder sacarme una foto con él, pero las veces que me lo crucé fue entrenando, o él estaba preparando un partido y no me animé a pedirle una foto. Lo que más me gusta de él es la tranquilidad con la que afronta todos los momentos de los partidos, es como la perfección en persona, todo lo hace bien» destaca.
La gran Orange Bowl 2019
Tras un gran 2019 siendo subcampeón del Orange Bowl -cayó en la final ante Thiago Tirante- y dar sus primeros pasos como profesional, llegaba la oportunidad de disputar por segunda vez Roland Garros -en su primera presentación quedó eliminado en segunda ronda.
Un fantástico 2020
En este atípico 2020 subió la vara y alcanzó las semifinales del Grand Slam parisino jugando a un nivel formidable, dejando en el camino a Ozolins (6-4 6-0), Agafonov (6-3 7-6), Heide (6-3 6-3) y Marmousez (7-6 6-7 6-1) antes de caer frente al suizo Dominic Sticker (6-0 5-7 6-0), tenista que acabaría llevándose el torneo. Inolvidable semana para ‘Bauti’, que además se dio el lujo de entrenar con Diego Schwartzman. “Estaba entrenando el sábado con Diego y él es una gran inspiración. Entrenamos durante aproximadamente una hora y solo falló tres pelotas en ese tiempo. Fue muy difícil jugar con él pero lo disfruté mucho» cierra.
Después de una gira de cuatro semanas por suelo africano, más precisamente Egipto, llegaba la hora de estrenar su palmarés como tenista profesional en el M15 Cairo, torneo sobre polvo de ladrillo -su superficie preferida-. Derrotaría con gran superioridad y sin ceder sets -solo cedió 24 games en todo el torneo- al indio Kadhe (6-2 2-2 y ret), al español Marti Pujolras (7-5 6-4), a su compatriota Paz (6-0 6-1), y al italiano Eric Crepaldi (6-2 6-2), para verse las caras en la definición ante el americano Toby Kodat– lo que sería la primera final profesional entre tenistas categoría 2002 y 2003-.
Sin dejar dudas, Torres superó por un doble 6-3 6-3 a Kodat, para ganar su primer título como profesional y convertirse en el quinto tenista de su generación en conquistar un título ITF (Ionel, Musetti, Mayot, Llamas). Impecable cierre de año para el oriundo de Vicente López, que terminará dentro de los primeros 900 tenistas del ranking ATP, y que tendrá como objetivo en 2021 seguir sumando puntos, e instalarse rápidamente en el Circuito Challenger.
Primera final Challenger
Llegaría la mejor semana de su carrera hasta el momento para el bonaerense, precisamente en tierras brasileñas. ‘Bauti’ alcanzaría la definición del Challenger de Blumenau tras dejar en el camino a Orlando Luz, José Vidal Azorin, Facundo Díaz Acosta y a Juan Pablo Paz, antes de caer frente al local Igor Marcondes en un apretado partido por 3-6 7-5 6-1 en más de dos horas de juego. Pese a caer, Torres se instalaría dentro de los mejores 400 del mundo.
En la actualidad se ubica en el puesto 333°, y no hay dudas de que pronto lo veremos quemando la bola en las qualys de los Grand Slams.