La jugadora eslovena fue la verdugo de la española en Roland Garros. Tamara Zidansek se llevó el partido de los cuartos de final ante Paula Badosa por 7-5, 4-6, 8-6 en más de dos horas y media.
Primera vez que se topaban y lo hacían en el duelo más importante de sus respectivas carreras. Lo que estaba en juego era muy grande, nada más y nada menos que unas semifinales de un torneo ‘major’. Abrían la jornada en la Philippe Chatrier con el sol como protagonista.
Todo iba a comenzar de cara para Badosa imponiendo su estilo de juego y marchándose al doble quiebre. Sin mucha dilación, la cita cambiaría de rumbo, la eslovena que es una jugadora que se caracteriza por no dar nunca una bola por perdida, confió en sus opciones y fue acortando diferencias para poner la igualdad. Durante esos instantes, el primer golpe no sería un paraguas que protegiera la tensión que se palpaba sobre la cancha central.
Había puntos con intercambios largos que ayudaban a la eslovena en ejecutar sus golpes liftados y profundos además de tener a la española lejana de su zona de confort ya que se encontraba en movimiento. Por tanto, Zidansek estuvo más acertada y con su juego como punta de lanza, sometió a Paula en un primer set muy igualado, sobre todo en los últimos compases con el marcador reflejando un 7-5.
En el segundo asalto, hubo que transcurrir por emociones muy adversas y quizá algo disidentes al patrón de juego empleado en todo el torneo. Sabiendo que había que sufrir, supo sobreponerse a tener un break en contra y someter ese ritmo que estaba poniendo en escena Tamara. Con la constancia pero también con cambios de ritmo para que toda bola sea diferente. La española, por su parte, consiguió alzar su intensidad y volver a ser la que mandaba sobre la cancha con sus golpes y compitiendo de manera consistente puso la igualdad con 6-4 cuando habían llegado a la hora y 28 minutos.
La jugadora española, logró estar mejor en ese inicio de tercer parcial llegando al quiebre, pero Zidansek, volviendo a mostrar esa valentía de nunca perder comba, se metió. El duelo estaba pasando por momentos muy emocionales ya que había que cosechar un break para poder finalizar el partido ya que el Tie-break es inexistente en el set final de Roland Garros.
En aquellos momentos críticos, la eslovena supo lograr tener más paciencia y continuó con ese patrón de juego. Paula, por su parte, tuvo dos errores clave que podían marchar hacia un lado o hacia otro. Lo tuvo en sus manos, pero delante tenía una oponente que no regalaba ni la hora. Por tanto, con algo de ansiedad en ese desenlace, se tuvo que despedir de París en los cuartos de final.