Denis Shapovalov se adueñó del título en el Dallas Open, obteniendo su tercer galardón en la categoría ATP. El talento del canadiense fue mucho para un Casper Ruud que no encontró respuesta ante la situación.
Shapovalov celebra a lo grande en Dallas
La final del ATP 500 de Dallas presentaba un duelo de contrastes entre Denis Shapovalov y Casper Ruud. El canadiense, reencontrándose con su mejor versión, deslumbró con su talento para eliminar a dos top ten y llegar a su octava final ATP tras un sólido triunfo sobre Tommy Paul. En el otro lado, Ruud sorteó un camino menos exigente y doblegó a Jaume Munar para alcanzar su vigésima cuarta definición en el circuito. Shapovalov aspiraba a su tercer título, mientras que el noruego buscaba su corona número 13. Además, Ruud llegaba con ventaja en el historial (2-0), aunque ambos enfrentamientos fueron en polvo de ladrillo, dejando la incógnita de cómo se desenvolvería el duelo en pista dura.
El canadiense resuelve bien en el desempate
El primer set fue un reflejo de la paridad entre Shapovalov y Ruud, con ambos mostrando solidez en sus turnos de saque y pocas fisuras en su juego. La única oportunidad de quiebre llegó en el tercer game, cuando el canadiense presionó al noruego, pero este resolvió con inteligencia para sostener su servicio. Sin diferencias en el marcador, el desenlace se trasladó al tiebreak, donde Shapovalov logró ser más efectivo en la devolución, inclinando la balanza a su favor. Con autoridad en los momentos clave, el zurdo se adjudicó el parcial por 7-6, dejando abierta la incógnita sobre cómo respondería Ruud ante la adversidad en el segundo set.
Shapovalov eleva su nivel para ser campeón
Denis Shapovalov mantuvo el control en el segundo set desde el inicio, mostrándose firme con su saque y ganando confianza en la pista. Un quiebre temprano le permitió tomar las riendas del parcial, pero la clave estuvo en su capacidad para sostener la ventaja: en un momento crucial, salvó una bola de break y consolidó la ruptura. En el cuarto game, el canadiense volvió a presionar a Ruud y generó nuevas oportunidades de quiebre, aunque sin capitalizarlas. Aun así, su dominio no se vio amenazado. Con su tenis en plenitud y una ventaja consolidada, gestionó bien sus turnos de saque y cerró el partido con autoridad, sellando el triunfo con un contundente 6-2.
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