Con la reciente eliminatoria de Fed Cup todavía rondando en la cabeza de los seguidores/as de la competición en la que Georgina García Pérez se convirtió en la estrella indiscutible del equipo español. La cuestión que nos planteamos muchos y muchas ahora es la siguiente. ¿Será la temporada 2019 el despegue definitivo de Georgina en el circuito WTA? Todo apunta a que si todo marcha bajo lo previsto, sí. En el siguiente artículo lo analizamos.
Un 2018 de récords
Para la catalana la pasada temporada fue un año de récords. En 2018 jugó su primer cuadro final individual de un torneo WTA (el de Budapest), tras superar la fase previa. En dicho torneo se llevó el título de dobles y consiguió otro hito: en el segundo partido de la fase de clasificación Georgina sacó a 220 km/h, siendo éste el saque más rápido en la historia del tenis femenino. Y es ahí, en el saque, donde está una de las claves del juego de huracán Goergi (como le llaman cariñosamente sus seguidores/as). Cuando se apoya en el mismo, y lo combina con su revés, consigue dirigir el juego y sorprender a más de una rival que no sabe como actuar ante semejante potencia.
En mayo, un par de meses después del primer título WTA en dobles, volvió a disputar otra final con la misma pareja (Fanny Stollár) cayendo en esta ocasión en la final del torneo de Rabat. Más adelante, en junio, logró superar la fase previa de Roland Garros y su primera victoria en un Grand Slam. En septiembre jugó por primera vez, sin pasar por la fase previa, un cuadro final WTA (Quebec), dónde superó por primera vez a una top 100.
El 20 de agosto de 2018, alcanzó su mejor puesto en el ranking de dobles, el número 90 del mundo; y el 5 de noviembre su mejor ranking individual, el 124.

Un comienzo de 2019 prometedor
Pese a que durante enero sus resultados no han sido muy esperanzadores. Perdió en la primera ronda de la previa de Australia y su mejor resultado ha sido ganar dos partidos en un ITF en Australia; el segundo fin de semana de febrero consiguió el impulso que necesitaba. El chute de energía que puede que le ayude a afrontar los siguientes meses con el empuje y la confianza que le faltaba.
Georgina fue, contra todo pronóstico (o no), la sorpresa de la Copa Federación. Y es que Anabel Medina (capitana de Fed Cup) lo vio claro desde que dio los primeros raquetazos en el país nipón. García Pérez estaba fuerte y confió en ella. La catalana, con una envergadura de 1,87 cm, se echó al equipo español a la espalda y ganó los tres puntos para su país: los dos individuales, y el doble junto a la veterana María José Martínez, con la que se entendió a la perfección.
Creyó en sus posibilidades durante las dos jornadas y demostró que con trabajo todo es posible. Y probablemente ahí esté la clave: que la copa federación le de la fuerza para continuar su camino al top 100. Veremos de lo que es capaz esta tenista que aunque siempre parece contenta, animada e incluso segura de sí misma, sabe a la perfección que es resurgir de las cenizas, ya que hace ocho años debido a diversas circunstancias decidió colgar la raqueta y ponerse a estudiar la carrera de Psicología. Una vez terminada su formación, que sin duda le ha dado una madurez extra, en 2014 volvió al circuito y comenzó su ascenso. ¿Dónde estará su límite? Tenis (y cabeza) tiene para rato.