Thanasi Kokkinakis está atravesando el mayor desafío de su carrera por grave lesión en el pectoral que lo mantuvo luchando durante años. La intervención que decidió enfrentar le ha implicado riesgos extremos y una operación sin precedentes entre sus colegas.
Kokkinakis y el sueño de volver a competir
Desde febrero de 2025, Thanasi Kokkinakis dejó de competir debido a un desgarro pectoral que le impedía jugar partidos largos sin que su brazo se inflamase. El australiano decidió someterse a una operación compleja, realizada por un especialista de renombre, que incluyó la extracción de tejido cicatricial, el corte de parte del pectoral derecho y el injerto del tendón de Aquiles de un donante fallecido para reconectar con el hombro. Aunque reconoce que nadie se había sometido antes a un procedimiento similar, no dudó al apostar por esta alternativa para dejar atrás el dolor y recuperar su nivel competitivo.
La temporada de Kokkinakis se resume en cuatro partidos, dos en Adelaida y dos en el Abierto de Australia. El australiano alcanzó los cuartos de final en Adelaida, pero no pudo afrontar su partido ante el estadounidense Sebastian Korda. En el primer Grand Slam del año, Kokkinakis venció a Roman Safiullin en el debut y cayó en cinco sets frente a Jack Draper en la segunda ronda.
Detalles de su lesión
“He estado jugando con un pectoral desgarrado durante buena parte de los últimos cuatro o cinco años. Si intentara jugar un partido largo, o incluso dos partidos seguidos, se me hincharía el brazo y no podría jugar más. Tal vez seguiría jugando y entonces, inevitablemente, tendría que retirarme“.
El riesgo de su operación
“Es un riesgo que decidí correr, sabiendo que tal vez no tendría otra oportunidad. Ningún tenista se había sometido nunca a este tipo de cirugía, así que fue una apuesta muy arriesgada. La parte complicada, en un caso como este, es que no puedes compararte con nadie más, así que solo puedes esperar. Fue una operación más única que rara, pero me negaba a seguir haciendo lo mismo que venía haciendo, que es jugar con dolor. Esto es lo que tuve que soportar en los últimos años, así que quería arriesgarme para ver cómo iba”.
“Quería probar algo nuevo para ver si la situación podía mejorar, pero la realidad es que me quitaron mucho tejido cicatricial y me cortaron la mitad del pectoral derecho. Me injertaron parte del tendón de Aquiles de un donante fallecido para conectar mi pectoral desgarrado con el hombro”.
