Crónicas Grand Slam

Federer se lleva un partido épico ante Millman y sigue vivo en Melbourne

Federer Millman Australian Open 2020
Federer se vio con la soga al cuello. Foto: Zimbio

Épica victoria, la número 100, del suizo en el Australian Open 2020. Tras cuatro horas y tres minutos de juego, Federer se llevó un duelo titánico ante el local John Millman (4-6 7-6(2) 6-4 4-6 y 7-6(8)) para firmar su acceso a los octavos de final del primer Grand Slam del año. El húngaro Marton Fucsovics será el siguiente rival de un hombre que sigue haciendo historia.

Cualquier persona, repito cualquiera, hubiera pagado lo que fuese por haber presenciado lo ocurrido hoy en el último turno de la Rod Laver Arena de Melbourne. A sus 38 años, Roger Federer, sigue manteniendo su hambre de hacer historia intacta. Sólo así se puede explicar su épica victoria ante el australiano John Millman en la tercera ronda del Open de Australia 2020. Tras más de cuatro horas de intensa batalla, el actual número tres del mundo sacó su lado más épico, ese que otras tantas veces le había dado la espalda, para conseguir el triunfo por 4-6 7-6(2) 6-4 4-6 y 7-6(8), casi nada.

El decisivo supertiebreak no fue apto para cardíacos. Millman lo tuvo en su mano, llegando a dominar por 8-4 pero Federer peleó cada una de las siguientes bolas como fuese la última para darle la vuelta al choque con seis puntos seguidos. Además, el suizo deja otro récord más, puesto que se convierte en el primer jugador en lograr 100 victorias o más en dos Grand Slams, Wimbledon y Australia.

La intensidad de Millman vuelve a poner en problemas a Federer

Era como si aquel encuentro de octavos de final del US Open 2018, en el que Millman derrotó al suizo en cuatro intensas mangas y donde Federer cometió 76 errores no forzados, todavía se siguiese jugando. Con su electricidad de piernas habitual, Millman imprimió un alto ritmo desde el principio a los peloteos, fallando muy poco y sin ceder ni un centímetro desde la línea de fondo. Federer, por contra, se encontraba sin sensaciones, tirando multitud de restos fuera y con graves problemas con su servicio. Así llegó el primer break para el australiano, que se adelantó por 3-1 en la primera manga. Una ventaja que mantuvo hasta el momento clave del 5-3 y servicio para cerrar. Ahí, una combinación de errores de Millman y un par de momentos de inspiración por parte de Federer le dieron al suizo la oportunidad de seguir vivo en este set. Pero lo que no esperaba casi nadie, incluido el propio Federer, es que en el siguiente juego Millman rompiera en blanco y pusiera el 6-4 en el marcador.

El pobre 3 de 10 en segundos saques había sido mortal para Federer en esta primera manga. Una mejora ostensible en su servicio se antojaba clave para el suizo, pero aún más, el hecho de recuperar la intensidad de piernas al resto. Muchos de los saques de Millman, con primer y segundo servicio, no volvían y ahí radicaban las posibilidades del australiano para volver a dar la sorpresa. El tenista local aguantó bastante bien durante toda la segunda manga pero, finalmente, claudicó en el tiebreak. Tras ceder el primer punto del desempate, Federer sacó su varita mágica y, ayudado, esta vez sí, de buenos restos, firmó un juego prácticamente perfecto (7-2) para poner las tablas en el marcador.

Federer remonta pero Millman no cede

Era evidente que hoy no tocaban florituras, sino ganar como fuera y seguir vivo en el cuadro. Así lo entendió el suizo, que continuó demasiado irregular durante la segunda parte del encuentro. Millman no bajaba su intensidad pero ya no amenazaba tanto al resto. El servicio ya le funcionaba con normalidad a Federer y eso le fue suficiente para mantenerse por delante a la espera de que apareciese el momento adecuado. Este llegó con 5-4 y sirviendo Millman para seguir vivo en el tercer set. El de Adelaida desperdició un 40-15 a su favor y terminó cediendo su servicio ante un Federer que optó por jugar de manera conservadora, algo, por otra parte, lógico dado el momento del partido. El helvético defendió cada uno de los tiros de su rival hasta que éste se cansó terminando por fallar con su revés. No estaba siendo su mejor día, pero lo importante es que Federer ya se encontraba a un set de sellar su pase a octavos.

El problema era que, pese a tener ya marcador favorable, sus sensaciones no mejoraban, sobre todo con su derecha, cada vez más descontrolada. Millman no le perdía la cara al partido y suyo fue el cuarto set. Un break en el séptimo juego fue suficiente para el tenista local, que llevó el delirio a la grada al poner el 6-4 con el que el choque se iba al definitivo quinto set.

Federer se reconcilia con la épica

Y aquí estaba otra vez Federer. En el maldito quinto set, ante la maldita épica ante la que había claudicado en los últimos años. Pero hoy no, se dijo a sí mismo el Maestro. Hoy no se repetiría lo del pasado Wimbledon con Djokovic, lo del año pasado con Tsitsipas en esta misma pista o la derrota ante Dimitrov en Flushing Meadows. Federer sacó su talento, pero sobre todo su garra para aguantar las embestidas de Millman en un quinto set absolutamente apoteósico y lleno de oportunidades para ambos. Golpeó primero el australiano, colocándose con 2-1 y break. Respondió inmediatamente Federer con el contrabreak y, durante varios tramos de este último parcial, el suizo acarició la victoria antes de llegar al temido supertiebreak.

Millman pasó de estar a dos puntos de perder a tenerlo en su mano, literalmente. El australiano había jugado un desempate casi perfecto. Dominaba por 8-4 y casi todo el mundo, incluida una desolada Mirka Federer, ya se avecinaban el desenlace final. Pero enfrente estaba el mejor de este deporte, un deporte en el que no se gana hasta que termina el último punto. A Millman se le encogió el brazo (dos errores claros de derecha), Federer se agarró como pudo y el partido cayó finalmente en su poder con un passing shot con su drive, un golpe que hoy no sintió como suyo durante casi todo el choque pero que terminó por darle la victoria.

Esto es el tenis, señores y señoras. Y este es Roger Federer, el mejor jugador que ha pisado jamás una pista de tenis, demostrando que se puede ganar un partido aunque cometas 82 errores no forzados si realmente luchas por ello hasta el final. En la siguiente ronda y si no acusa el desgaste de tamaña batalla, el seis veces campeón de este torneo se medirá al húngaro Marton Fucsovics, 67 del mundo, por un puesto en los cuartos de final.