En una entrevista al medio Olympic Channel, la checa recordó el episodio más dramático de su vida, acontecido en las Navidades de 2016, donde sufrió un asalto en su domicilio resultando gravemente herida en su mano izquierda.
En apenas un par de semanas se cumplirán cuatro años del capítulo más traumático en la vida de Petra Kvitova. El 20 de diciembre de 2016, la tenista de Bilovec era sorprendida en su domicilio de Prostejov por un ladrón que logró entrar utilizando un falso pretexto, causándole heridas muy graves en su mano izquierda, la que usa a la hora de servir y golpear su derecha.
Casi cuatro años después de aquel trágico suceso, Kvitova mira a la vida con optimismo. Ese incidente no frenó a la bicampeona de Wimbledon que, tras seis meses de dura rehabilitación, logró volver a la élite, finalizando entre las diez mejores del mundo en 2018, 2019 y 2020.
En una entrevista al medio Olympic Channel y cuyas declaraciones recoge también el diario AS, la actual número ocho del mundo recordó aquel episodio que a punto estuvo de dejarla sin mano izquierda. La checa confesó estar buscando la felicidad, reconociendo que no sabía lo que le depararía la vida tras aquel suceso. También admitió sentirse sorprendida por su fulminante y victorioso regreso a la competición (ganó en Birmingham en su segundo torneo tras Roland Garros) y de la motivación que supone para ella la próxima cita olímpica del año que viene en Tokio, donde tratará de mejorar el bronce obtenido en Río de Janeiro.
Objetivo de seguir siendo feliz
“A veces soy demasiado dura conmigo misma. Intento decirme: ‘Sé feliz cuando estés jugando esta noche’. Ahora lo veo así. Y, por supuesto, quiero más, no quiero perder, y es por eso por lo que estoy luchando. Estoy contenta por ello y por lo que me inculcaron mis padres”.
Un duro camino de vuelta a la élite
“Para ser honestos, no sabía qué pasaría con mi vida. Lo primero fue pelear por sobrevivir, para seguir viva. Nunca olvidaré lo que sucedió y cómo me cambió. Me decía: ‘No quiero cambiar’, pero de alguna forma tenía que hacerlo. Son experiencias de la vida. Necesito lidiar con la presión, con todo lo que me rodea y encontrar un equilibrio. Ha sido un largo camino, pero soy feliz”.
Más optimista e ilusionada que nunca
“Cada día, cuando sale el sol es como: ‘Oh, es maravilloso’. Me encanta ver a mis allegados, mi familia y mis amigos. Volver a jugar al tenis, competir en los grandes estadios del mundo con los grandes rivales, con la grada aplaudiéndote y esa atmósfera. Es increíble. Tras el ataque, luché por volver a jugar al tenis. Sabía que estar en una final de un Grand Slam o en las semifinales de Roland Garros significaría mucho para mí”.
Una operación y posterior rehabilitación de enjundia
“Tenía que tener mucho cuidado con la mano. La operación fue bastante larga, eso es lo que escuché después. Había un pequeño porcentaje, del 5 o 10%, de que no volviera a jugar al tenis de nuevo. Afortunadamente, mi médico no me dijo eso entonces, sino cuando volví a jugar, así que se lo agradezco. Eso me ayudó a ser positiva. Tenía altibajos con las cicatrices, los movimientos de los dedos…. Pero recuperar la motivación y el deseo de volver a jugar al tenis fue un desafío aún mayor“.
Regreso muy inesperado pero triunfante
“Desde entonces tengo una nueva perspectiva. Es como si afrontase mi segunda carrera desde mi regreso en Roland Garros de 2017. Fue muy extraño porque, en mi segundo torneo en Birmingham gané el título. Era como: ‘¡Esto no puede ser real!’ Fue la primera vez que me sentí de vuelta y de poder competir con las mejores de nuevo. En el US Open de ese año alcancé los cuartos de final ante Venus Williams. Perdí 7-6 en el tercer set pero el torneo fue como ‘una prueba de que podía estar ahí de nuevo. Fue una gran motivación y aprecio todo lo que he hecho desde mi regreso”.
Motivación e importancia de unos Juegos Olímpicos
“Para mí los Juegos Olímpicos son totalmente diferentes en comparación con otros torneos. Me encantan. Desde que era una niña, siempre he querido jugar competiciones por equipos y por mi país. Esa semana en Río jugué para ganar. Y cuando recibí la medalla de bronce sabía cómo me sentía. Estaba llorando porque era algo que quería de verdad: una medalla en los Juegos Olímpicos. Además, el tenis es un deporte muy duro en el que puedes tener uno o dos puntos para ganar y terminar perdiendo. Eso es lo que le hace bonito”.