El combinada australiano selló su pase a la final de la Billie Jean King Cup tras vencer a Gran Bretaña por 2-1.
Sanders comienza mandando
Australia y Gran Bretaña abrían las semifinales en Glasgow. Las aussies llegaban con muy buena imagen en la fase de grupos, mientras que las británicas lo hicieron a última hora tras vencer a España por 3-0. Storm Sanders y Heather Watson disputaron el partido inaugural de la serie, y el encuentro comenzó de la mejor manera posible para los intereses oceánicos. La jugadora australiana comenzó sorprendiendo a propios y extraños al llevarse el primer set por 6-4 gracias a una única rotura de servicio. El segundo acto vio una mejoría de Watson, pero no fue suficiente para doblegar a una Storm Sanders que se mostró muy acertada con su servicio para llevarse el segundo set en el desempate, y de esta forma Australia se adelantaba en la serie de semifinales.
Dart nivel a la balanza
Australia se plantaba en el segundo partido con la intención de dejar sellada la eliminatoria en tierras escocesas. Harriet Dart y Ajla Tomljanovic eran las encargadas de jugar el segundo partido. La tenista local salió decidida a demostrar el porqué de su buen hacer ante Badosa. Tras un disputado primer set que cayó del lado de Harriet, la británica sacó a relucir su mejor juego en el segundo set frente a una Tomljanovic que no encontró la forma de darle la vuelta al encuentro, y de esta forma el equipo británico lograba nivelar la eliminatoria a falta del decisivo partido de dobles.
Australia cerifica en el dobles
El encuentro de dobles servía para definir qué selección pasaba a la final. Barnett y Nicholls se medían a Sanders y a Stosur por el billete a la final. Las australianas comenzaron mandando en el partido al hacer valer su mayor experiencia y su buen hacer en la red como consumadas jugadoras de dobles. El primer set fue australiano, pero las locales no se rindieron y lograron llevarse el segundo set en el tie-break para forzar el decisivo super tie-break para dirimir qué país pasaba a la final. En el desempate, la buena sintonía y templanza de las oceánicas terminó siendo decisiva, y de esta forma Australia sellaba su pase a la final del torneo.