El tenista español Carlos Alcaraz certificó su pase a los octavos de final de Wimbledon al eliminar a Oscar Otte por 6-3, 6-1, 6-2 en hora y 40 minutos.
Después de haber superado en sus dos primeros partidos dos tenistas muy peligrosos, sobre todo e este tipo de superficie, Alcaraz dio un paso muy importante en su juego. Sufrió de lo lindo en su partido de estreno contra Jan Lennard Struff con el alemán dándole muy poco ritmo y para ser un duelo de estreno, era muy complicado medirse ante un oponente que estaba desplegando un óptimo nivel. Dos días más tarde, controló a nivel mental los momentos clave para imponerse por la vía rápida y llegaba a la jornada del viernes con la tarea aprendida.
Alcaraz pone en marcha la trituradora
En ese último turno del día, Alcaraz entró como una auténtica moto a las instalaciones del All England Tennis Club. Puso un ritmo frenético a Otte desde el inicio llevándose el primer break en el juego que abría el duelo y además en blanco. Más tarde iba a solucionar la rebeldía que mostró el alemán en un juego donde protagonizó una bola de quiebre, para terminar ganando con otro juego al resto. Puso en apuros en todo momento a Oscar cuando servía, ya que se posicionaba muy bien para restar y casi todo lo que tocaba se convertía en golpeo ganador.
El segundo set lo encaminó de manera más absoluta. Fueron dos juegos muy luchados donde el No.36 del mundo se agarró con uñas y dientes para no despellejarse pero fue imposible con Alcaraz cogiendo un rumbo de dos quiebres. Con su servicio apenas cedió cuatro puntos en los 36 minutos que duró el parcial.
En el tercero, el No.7 del ránking ATP, volvió a colocarse nuevamente por delante en el juego inicial. Tuvo después dos juegos seguidos en los que dispuso de la bola de rotura en su mano pero se le escapó con Otte dando sus últimos coletazos sobre la pista. Finalmente Alcaraz llegó a romper el saque de Otte y con el servicio por delante supo sacar el duelo para instalarse en octavos de final de Wimbledon. Realizó 37 winners y apenas ocho errores no forzados.