Alexander Zverev mejoró notablemente su tenis con respecto al primer partido y se instaló en los cuartos de final del Masters parisino. El alemán fue más que Alejandro Davidovich, adjudicándose la victoria con un marcador de 6-2, 6-4.
Zverev persigue su objetivo en la capital francesa
La última función de los octavos de final en el ATP 1000 de París enfrentaba a Alexander Zverev (3°) y Alejandro Davidovich (15°). La aventura del vigente campeón empezó con una exigente prueba frente al argentino Ugo Carabelli, a quien derrotó en tres mangas para citarse en la tercera ronda. Del otro lado de la red se encontraba un Davidovich con hambre de revancha tras su caída en la final de Basilea. El español se quitó del paso a dos tenistas locales (Royer y Cazaux) para medirse una vez más con el número tres del mundo. Se trataba del séptimo desafío entre ambos, con una amplia ventaja de 5-1 para el jugador alemán.
Sascha capitaliza sus oportunidades
En los primeros compases del partido no se presentaron dificultades para los tenistas, quienes exhibieron sus capacidades con mucha precisión. En el tercer juego, Davidovich no pudo hacerse fuerte en su turno de servicio, perdió el balance en los intercambios y sufrió un quiebre. Luego, Zverev debió mostrar su carácter y personalidad para validar la ruptura, levantando tres bolas de break. El alemán confiaba en sus instrumentos, dictando los puntos para defender la ventaja. Al no poder lastimar con sus ejecuciones, el malagueño cayó en el error y volvió a perder el saque. Acto seguido, Zverev hizo un gran trabajo en su juego de servicio, tomando riesgos y lanzándose al ataque para cerrar el primer set con un 6-2.
Zverev toma el mando y abrocha el triunfo
En el inicio del segundo asalto Zverev se mostró firme en la línea de base, conteniendo los tiros del español y contragolpeando para conseguir una ruptura temprana. Sin embargo, Davidovich respondió rápidamente con un juego agresivo, recuperando el servicio con una notable derecha paralela. Lo importante para el malagueño era que ya estaba metido en el partido, pero todavía tenía que encontrar la fórmula para neutralizar el tenis del alemán. Las armas de Zverev funcionaban perfectamente y le permitían sostenerse en el score. A pesar de las intenciones de su rival, el vigente campeón hizo valer su jerarquía, tomando el control del set con un quiebre esencial que le alcanzó para liquidar el partido con un 6-4.

 
                      
 										 
 										 
 										 
 										 
 										