Hay parejas que han pasado a la historia de España como imborrables, exitosas y casi inquebrantables. Tip y Coll, Cruz y Raya, Torres y Villa… Y entre ellas están, sin ningún tipo de duda, Toni y Rafa Nadal. Tío y sobrino han formado un tándem de lujo. Desde la sencillez y la humildad, han demostrado que la confianza mutua y el esfuerzo constante por superarse dan sus frutos.
Porque Toni Nadal, como reconocía en una carta abierta de despedida publicada en El País, siempre ha querido inocular en Rafa desde pequeño un espíritu «fuerte y resolutivo». Desde luego, su sobrino le ha hecho caso. Porque el tenista balear ha demostrado sobradamente, en torneos duros y partidos exigentes, que su cabeza ha podido tirar de su cuerpo, incluso cuando este no estaba en las mejores condiciones.
Otro de los motivos que han hecho del dúo Toni-Rafa tan grande ha sido su nivel de deportividad. Tanto en los grandes triunfos, como el de su primer Wimbledon ante Federer, como en las derrotas más dolorosas, en el Open de Australia ante Djokovic por ejemplo, ellos nunca tuvieron una palabra más alta que otra. Jamás exhibieron gestos desafiantes ni maleducados ante nadie. Eso es el resultado del trabajo de entrenador que ha tenido el tío Toni, no solo físico y técnico, sino también ético y cívico.
Y eso se demuestra en sus agradecimientos de despedida, entre los que incluye a ayudantes como Carlos Costa e incluso a periodistas y aficionados que se han interesado por su sobrino.
Una vida dedicada al tenis
A pesar de trabajar en familia, que no siempre va bien, Toni y Rafa Nadal han tenido una relación «atípicamente fácil», en palabras del entrenador. El respeto y el afán de colaboración entre ambos ha sido determinante para conseguir los mayores éxitos que se pueden alcanzar en el tenis mundial.
16 Grand Slams (10 Roland Garros, 2 Wimbledon, 1 Open de Australia y 3 US Open) , 4 Copas Davis con España y 2 oros olímpicos ( Pekín 2008 y Río 2016, en el dobles con Marc López ) demuestran que a Rafa le ha venido muy bien el apoyo profesional y personal de su tío.
Un Toni Nadal que, lejos de estar cansado del tenis, va a seguir dedicándose a formar a jóvenes promesas en Manacor. Para muestra este botón de que su vocación es irrenunciable por muchos años que pasen.
Se retira de la primera plana una persona sencilla, trabajadora, honesta y deportiva de forma incondicional. Tras 27 años de sacrificios, sinsabores, y muchas alegrías al lado de su sobrino, decide dar un paso al lado el hombre que ha estado detrás de una de las mayores leyendas que ha dado nunca el deporte español.