Una vez aterrizados en la temporada de tierra, probablemente la más atípica de los últimos años, el pistoletazo de inicio incluyó el duelo entre Kei Nishikori y Albert Ramos, dos jugadores que han obtenido grandes resultados sobre polvo de ladrillo. El duelo se saldó con victoria del nipón por un resultado de 6-4 y 7-6.
Como hemos mencionado previamente, a pesar de tratarse de las primeras rondas, ambos jugadores se han caracterizado por obtener buenos resultados en tierra batida. En el caso de Nishikori, por los títulos logrados en el Godó y finales como la de Madrid 2014. Por otro lado, Ramos también ha sido un digno competidor durante las temporadas de tierra, logrando sorprendentes resultados como la final de Montecarlo de 2017 ante Nadal.
En suelo romano, el encuentro comenzó con cierto dinamismo en los primeros juegos, que se fue diluyendo según avanzaban los puntos y ambos tenistas afinaban su saque. Llegados a este punto, comenzaron las alternativas de puntos y, en pleno río revuelto, fue Nishikori el que se encontró más sólido y pudo romper el saque de su rival en una única ocasión, que le valió para cerrar la primera manga por 6-4.
Nishikori suma el triunfo
En el segundo set, el encuentro siguió con cierta tónica de igualdad, en la que ambos jugadores sacaban de forma ciertamente efectiva, aunque el que más sufría con su saque seguía siendo Albert Ramos. Tras salvar ambos las oportunidades de rotura de su rival, fue en el décimo juego donde un Nishikori más fino lograba gozar de hasta tres pelotas de partido que no conseguía aprovechar. Llegados al tiebreak, el japonés lograba solventar por 7-3 la muerte súbita y anotarse la segunda manga por 7-6, y de esta forma, el partido y su para nada sencillo debut en el foro itálico. Con este triunfo suma la primera victoria tras su positivo por COVID ya que en Kitzbuhel cedió en su debut ante el serbio Kecmanovic que salió campeón del torneo austriaco.
