En ATP Al Descubierto, el tenista moscovita revela las razones del extraordinario crecimiento experimentado en el circuito ATP durante los últimos dos y medio. Un crecimiento que le ha permitido ascender del puesto 84 del ranking al número cinco del mundo, donde se encuentra en la actualidad.
Hace dos años y medio, Daniil Medvedev afrontaba el inicio de 2018 en el puesto 84 del mundo y con claros signos de estancamiento. Pasado ese tiempo, el ruso ya se codea de sobra con la élite, conquistando hasta siete títulos ATP en las dos últimas temporadas, incluidos dos Masters 1000 (Cincinnati y Shanghai), jugar seis finales seguidas y ganar hasta 59 partidos en 2019, el que más en esa temporada. Todo eso le permitió alcanzar el cuarto puesto del ranking ATP el pasado mes de septiembre (actualmente ocupa el quinto).
En ATP al Descubierto, el tenista ruso desvela el secreto para lograr tan extraordinaria progresión: el factor mental y la necesidad constante de mejorar.
En un deporte individual la mentalidad es clave
“Cada deporte individual se basa en la mentalidad. En cada torneo que juegas necesitas ganar una serie de cinco partidos a tipos realmente buenos. Todos nosotros queremos ganar el torneo, tienes que ser más fuerte que ellos. Necesitas ganarles la partida a nivel mental en cada partido y eso es muy difícil. Especialmente cuando llegan las rondas finales donde te enfrentas a jugadores top y que también intentan ganarte a nivel mental. Al final, todo se reduce a un combate entre tú y tu oponente”.
El título en Sidney como impulso a todo lo logrado después
En enero de 2018, Medvedev estuvo a punto de dejar escapar el que acabaría siendo su primer título como profesional en Sidney. El ruso lideraba por 4-0 el último set de la gran final ante el local Álex de Miñaur, llegando a servir también para conquistar el trofeo con 5-4. Finalmente, Medvedev logró dominar sus nervios terminando por alzar los brazos por 1-6 6-4 y 7-5.
“Probablemente, dos años antes me habría dicho: ‘No quiero aguantar más’ y habría perdido 7-5 en el último. Pero logré ganar mi primer título y creo que eso me dio el impulso necesario para afrontar el resto del año. Ese impulso no fue inmediato, pero creo que significó mucho durante todo el año”.
Desde entonces, el ruso sólo ha tenido una misión: ascender de manera progresiva en el ranking ATP. El moscovita aprendió la importancia de ser consistente a nivel mental, llegando a convertirse en uno de los jugadores más difíciles de batir dentro del circuito. Desde el título en Sidney, la cuenta de victorias del ruso no ha parado de crecer hasta llegar a las 110.
Ese año, el de Moscú terminó levantando otros dos títulos más, incluido su primer ATP 500 en Tokio, derrotando al gran favorito, el local Kei Nishikori, tras ceder apenas cinco puntos con su servicio en toda la final.
Ganar, ganar, ganar y volver a ganar
“Los últimos dos años y medio he intentado ser lo más profesional que he podido. He dedicado toda mi vida al tenis, a los pequeños detalles. Quiero ser mejor, quiero jugar mejor y ganar más partidos de los que gano ahora. Ese es mi objetivo y en lo que estoy totalmente focalizado ahora mismo”.
Su éxito, nada que ver con la suerte
Una de las claves del éxito de Medvedev es la autenticidad en su juego. El ruso no dispone de un golpe extraordinario por encima de los demás que le haga marcar la diferencia, pero sí que destaca su gran servicio y su plano revés a dos manos. Sin embargo, es en su resiliencia y su espíritu competitivo donde reside la confianza del actual número cinco del mundo. Ahora todo el mundo conoce a Daniil Medvedev y lo realmente duro que es doblegarle.
“Ganar esa cantidad de partidos no es cuestión de suerte. Si después de haber ganado en Cincinnati, hubiese perdido en primera ronda en el siguiente torneo, probablemente sí que podría hablar de algo de suerte o de haber estado en forma sólo en ese torneo. Estoy contento de haber prolongado ese alto nivel de tenis y ojalá pueda seguir haciéndolo durante los próximos meses o años”.