Otro jugador ruso que participará en las Next Gen Finals de Milán. Es el tercer clasificado contando a Zverev, aunque no participará para llegar mejor a Londres. Khachanov ha vivido a la sombra de su compatriota Rublev. Esta temporada ha dado un salto de calidad y está dispuesto a coger las riendas del tenis ruso.
El jugador nacido en Moscú es otro joven con un futuro esperanzador que ha sacado el país del Norte de Europa. Esta generación de oro rusa, tiene el sueño de volver a traer una Copa Davis a Rusia, tras la última conquistada en el año 2006. Para ello deberán jugar muchos torneos y adquirir una madurez psicológica que es su debilidad en gran parte de los torneos. Esta cita seguro que les vale a los ocho jugadores que acuden, para encarar la temporada 2018, con otros objetivos, ya que es una experiencia única. Al igual que Rublev, el punto débil de Khachanov está en sus grandes desconexiones que sufre a lo largo del partido.
`Dja´ como es conocido por su círculo más cercanos de amigos empezó a los tres años a coger una raqueta en el jardín de su casa. A diferencia de la mayoría de tenistas, ningún familiar suyo había sido profesional en este deporte. Destacó desde pequeño y poco a poco fue demostrando su gran potencial. Desde su infancia siempre se ha fijado en Marat Safín y Juan Martín Del Potro como referentes. Khachanov reconoce su servicio como mejor arma, que le aporta gran cantidad de puntos gratuitos. Además del tenis es seguidor del fútbol y el baloncesto, con el Real Madrid y los Miami Heat.
Al igual que su compatriota Rublev, una de las claves es su entrenador, el español Galo Blanco. Ex tenista es el coach de este diamante en bruto a pulir. El asturiano ya tuvo bajo sus órdenes a Milos Raonic, un jugador que ya sabe lo que es estar en el top 10. Tras cumplir las expectativas con el canadiense, le toca el turno de hacer el mismo trabajo con Khachanov. Ambos entrenan en Barcelona, en la Academia 4Slam.
Resultados en 2017
Mal inicio de la temporada de forma tímida, sin conseguir ningún gran resultado. En el Open de Australia cedió en segunda manga, tras superar en primera a Mannarino y perder frente a Sock. En el Open 500 de Barcelona deslumbró tras eliminar a tres terrícolas como son Belucci, Goffin y Cuevas para acabar su andadura en cuartos de final. A diferencia de la mayoría de jugadores rusos, el moscovita se siente cómodo sobre la arcilla como demostró en Roland Garros. En el Grand Slam de Francia llegó hasta octavos de final, momento en el que Murray acabó con el sueño.
Luego llegó la mini gira de hierba y fue a Halle para preparar Wimbledon. En su primer torneo luchó hasta las semifinales, donde apareció Federer. Tampoco le benefició el sorteo en el Grande de Londres, enfrentándose con Nadal en tercera ronda para despedirse del campeonato. En Bastad y Hamburgo firmó de nuevo unos más que notables cuartos de final, sobre arcilla. En el tramo final de la temporada ha vuelto a tener una mala racha, aunque quizás sea fruto de que su cabeza esté pensando ya en Milán.
Estilo de juego
Los jugadores rusos se distinguen por su capacidad física y su potencia en todos los golpes. Khachanov tiene un gran derecha y un gran servicio que le dejan llevar la iniciativa en los intercambios. Depende mucho de su acierto con los golpes ganadores. Tienes grandes semanas en las que consigue grandes resultados, aunque de repente desaparece. Es un jugador más versátil que Rublev, con ese revés tan característicos de los jugadores rusos.
Su problema es que a veces la la rapidez por intentar cerrar el punto le acaba repercutiendo de forma negativa. Necesita coger esa madurez que le haga trabajar los puntos sin precipitarse. Está claro que cuando coja este punto, será un jugador top dentro del circuito, ya que tiene todas las cualidades necesarias. Sin duda en caso de tener una semana acertada es posible que sea una de las revelaciones del torneo.