El jugador búlgaro ha sumado una nueva decepción en el Masters 1000 de Miami. Tras un gran 2017 no encuentra el camino para llegar a competir con los mejores. ¿Qué le ocurre a Grigor Dimitrov? Intentamos averiguar que le ocurre a este talento natural que a sus 27 años sigue esperando dar un golpe sobre la mesa.
Grigor Dimitrov es uno de los jugadores llamados a suceder a los grandes colosos del tenis mundial. Un tenista con una mecánica de juego sensacional y con uno de los reveses a una mano más bonitos de ver del circuito, que incluso podría recordar al mismísimo Roger Federer (salvando siempre las distancias).
Sin duda un super clase que en 2013 ya se situó en el mapa con grandes victorias como la que consiguiera ante el mismísimo Novak Djokovic en Madrid, un partido que los grandes aficionados a este deporte recordaran no solo por su gran nivel tenístico, sino por el desencuentro que hubo entre el público y el tenista serbio. Pero cuando de verdad dio la sensación de poder ser un auténtico número 1 fue en 2017, cuando alcanzó las semifinales de Australia en las que cayó en un partido igualadísimo a 5 sets contra Rafael Nadal.
Además esa temporada consiguió levantar los trofeos de Cincinatti ante Kyrgios y posteriormente la Copa de Maestros como colofón a una gran temporada frente al belga, David Goffin. Ello le aupó nada más y nada menos que a la tercera posición del ranking ATP y hacía presagiar que podía haber llegado la hora del cambio generacional.
¿Para cuándo el esperado salto de calidad?

Sin embargo, una irregular campaña de 2018 y un inicio un tanto dudoso de 2019 en el que ha comenzado intercalando grandes actuaciones, como el partido en Australia contra un siempre correoso Pablo Cuevas, con derrotas relativamente tempranas para un jugador de su categoría. En el mismo Open de Australia, sin ir mas lejos, acabo perdiendo en octavos ante el americano Tiafoe. Posteriormente vino su baja en Indian Wells por lesión y hace unos días, en su regreso a la competición en el Masters 1000 de Miami ha caído en segunda ronda. Esto hace pensar que no acaba de estar al 100% y que acumule resultados que no acaben de convencer para el cambio generacional.
Y es que el búlgaro afincado en la capital monegasca, ya suma 27 primaveras y todavía le falta cuajar ese Grand Slam, o más bien esa gran temporada, que lo vuelva a situar donde su tenis un día hizo pensar que debería estar. En breves comienza la temporada de tierra y veremos de lo que es capaz, ya que, aunque no es su superficie fetiche, sin duda tiene clase para llegar hasta donde se proponga.