Sofia Kenin alzó su primer Grand Slam a sus 21 años al ganar en el Australian Open 2020. Remontó ante Garbiñe Muguruza (4-6, 6-2, 6-2) en dos horas y cinco minutos de partido.
Día 1 de febrero, Garbiñe Muguruza llegaba a su cuarta final de Grand Slam, un instante que parecía llegar por la unión laboral contraído junto a Conchita Martínez, pero ni el más optimista se podía esperar que el éxito logrado en una pista de tenis, pudiese aterrizar tres semanas más tarde del inicio de temporada. Justamente, Conchita alentaba a su pupilo para ser la primera mujer española en poder ganar el Australian Open después de que ella, y Arantxa Sánchez Vicario, únicas finalistas nacionales hasta el momento, no lograran el cetro de campeona en Melbourne.
Continuando con el patrón desde el partido de tercera ronda ante Elina Svitolina tras superar el proceso gripal que le hizo retirarse en cuartos del torneo de Hobart, accedió en una Rod Laver Arena, con el techo retráctil realizando su labor por las condiciones que se esperaban. Es decir, el duelo por el campeonato iba a ser en indoor, cambiando las sensaciones que se pudieron obtener días anteriores.
Sensación de dominio por parte de Garbiñe
Una nación completa queriendo retrotraerse a las exhibiciones dadas en los títulos que ganó en Roland Garros y Wimbledon ante las hermanas Venus y Serena, la nacida en Caracas arrancó muy concentrada, continuando con la solidez con el primer golpe. Delante se encontraba una jugadora muy motivada con la táctica clara de intentar incomodar el estilo de juego de la española. En los intercambios largos sin conseguir encontrar las sensaciones idóneas, optó por los cambios de ritmo, tanto con dejadas como con los golpes cortados.
El tercer juego presentó su primera batalla tanto física como mental. Muguruza, siendo más agresiva con sus golpes, también quiso ser precavida por momentos sin querer jugarse todos sus golpes. Por parte de la estadounidense, el revés paralelo iba a ser plato de buen gusto. Sin embargo, la española decidida en su ímpetu, cabalgó hasta obtener la rotura de servicio.
Las sensaciones crecían hacía un lado mientras los puntos iban encontrando ganadora. Más viajes sobre mitad de pista, queriendo jugar más de volea implementando una faceta más a su extenso arsenal. Aun así, en todas las finales suceden momentos agrios. Tras tener oportunidad de marcharse al doble break, Sofia con mucha garra evitó la extensión, y acto seguido, con bolas nuevas, llegaron las primeras dudas para la que fuera No.1 del mundo. Cometió dos doble faltas, y la estadounidense regresó a tener opciones durante el parcial.
Durante todo el torneo la española gozó de una extensa actitud psicológica, y habiendo perdido ese importante momento, lejos de venirse abajo, puso una marcha más. Fue a la lucha del quiebre, consiguiendo ponerse con 5-4 y servicio. Con amplia confianza hacia su persona, llegó el punto de set, y con un sonoro ‘vamos’ celebró levantando a los seguidores de la Rod Laver Arena.
Kenin se hace muy fuerte
La actitud de Kenin continuaba siendo digna de elogio. Se tomó un poco de tiempo para coger dirección a vestuarios para cambiarse de equipamiento, y a la vuelta, siguió sólida desde el fondo. Levantó más la bola jugando más hacia el medio para que no llegara el winner de la española. Con su derecha también pudo hacer bastante daño metiéndose en pista y encontrando ángulos. Sostuvo su iniciativa sin dejar que Muguruza fuese la dominadora como gran parte del parcial anterior. En apenas 29 minutos, se encontró restando para ganar la segunda manga con 2-5.
El esfuerzo inmediato de Sofia trajo su celebración con muchísima intensidad mediante sus piernas y sosteniéndose como una malabarista desde la línea de fondo. Llegaron las opciones, y se llevó el parcial a la primera bola que dispuso.
Cuatro juegos con mucha tensión por ambas partes. Aun así, la estadounidense era la que empalaba mejor la bola llegando con más frescura. El golpe paralelo había sido fructífero. Muguruza, por su parte, mejoró sus prestaciones con el primer servicio empatando con 2-2 y adueñándose de sensaciones que no tenia desde hace bastante tiempo. Se metió más sobre la pista, y de encontrar más ángulos con su golpe de derecha.
Mayor estabilidad psicológica
El estrés sobrepasaba el estado corporal de Kenin, pero era complicado que se fuera mentalmente del duelo. Tuvo un 0-40 en contra pero con auténtica valentía y con tres golpes paralelos (uno con la derecha y dos con el revés), llegó al deuce. Acto seguido. sacó adelante su juego sin que se rompiesen el servicio mutuamente en el tercer y último asalto.
Los problemas llegaron a su mentalidad y la tensión perpetuó sus intereses. Kenin que continuó muy metida con una actitud sublime logró el break que le llevaría a restar con 2-5 al igual que el set anterior. Llegó la primera opción de partido con una Garbiñe entre un mar de dudas. Salvó la primera, pero la segunda se perdió por una doble falta de Muguruza. Por tanto, el esfuerzo y la estabilidad psicológica dio el título a la tenista estadounidense.