Dominic Thiem, tenista austriaco del año 1993, también conocido como el príncipe de la tierra, ya que es sin duda, el jugador llamado y suceder a Rafael Nadal en el trono de Roland Garros y por consiguiente reinar en la tierra batida. El problema llega en las otras superficies. ¿Qué ocurre?
Actualmente se encuentra en el puesto número 4 del ranking ATP porque su inicio de temporada fue buenísimo, donde alcanzó la victoria en su primer Master 1000 (el de Cincinnati) que curiosamente no fue en su superficie predilecta. Ha cosechado buenos resultados en estos últimos 4 años, como llegar a las últimas 2 finales de Roland Garros o las otras 2 finales en Madrid, pero es verdad que no acaba de rematar la faena.
Y es que el tenista austriaco es un auténtico ciclón en la temporada de tierra. Un jugador de fondo de pista, pelotero, con una derecha que cuando ataca da miedo y un revés a una mano de los más bonitos y fiables del circuito. Es entrenado por Nicolás Massú, otro gran especialista de la tierra en su momento. Ver un partido en tierra de Dominic en sinónimo de espectáculo y buen tenis. Lleva muy buenos años alcanzando finales pero Nadal y alguna que otra vez Djokovic, le han privado de tener un palmarés más extenso y propio de un jugador de su nivel.
Sin embargo, igual que es una delicia verlo jugar en tierra, deja mucho que desear en el resto de superficies. Se le exige más nivel a un jugador con tanta clase como él y este año. Sin ir más lejos, este año perdió en primera ronda en Wimbledon ante Sam Querrey. En el US Open que se está disputando en estas fechas ya anticipó que no veríamos al mejor Thiem y así ha sido, cayendo en primera ronda contra Fabbiano. Resultados que no se puede permitir un candidato a ser número uno algún día y que quizás es por lo que genera tantas dudas para llegar a serlo en el futuro.
Es verdad que es joven, ya que tiene 25 años lo cual le da margen para conseguirlo, pero empieza a encontrarse en el punto de mira junto con esos jugadores como Zverev o Tsisitpas que se supone están llamados a convertirse en jugadores regulares y así conseguir desbancar al `Big Three´, que ya empieza a parecer eterno.