Opinión

El penúltimo intento de Milos Raonic

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Milos Raonic celebra un triunfo en Wimbledon | Foto: @atptour_es

El canadiense ha resultado ser una de las noticias más positivas del recién finalizado Open de Australia, al cuajar un gran torneo donde solamente le paró los pies el posterior campeón, el serbio Novak Djokovic, en los cuartos de final. Libre de lesiones, Raonic ha demostrado, una vez más, su potencial de top10. La cuestión es si será capaz de tener la regularidad deseada para volver a ese selecto grupo.

Recién finalizado el primer Grand Slam de la temporada, es hora de sacar conclusiones. Y una de ellas ha sido el gran rendimiento desplegado por Milos Raonic. El actual número 32 del mundo continúa librando una batalla interna con su cuerpo y parece, al menos de momento, que éste último le ha dado una tregua. Huelga decir que las lesiones han sido el principal quebradero de cabeza con el que ha tenido que luchar el cañonero canadiense durante los últimos años de su carrera. Unos recurrentes problemas físicos que le han permitido mostrar su incuestionable talento sólo a cuenta gotas. Este Open de Australia, torneo en el que ha alcanzado los cuartos de final dejando fuera de combate a nombres de tal calibre como Stefanos Tsitsipas o Marin Cilic, puede ser el inicio de un nuevo intento de resurrección del otrora número tres del mundo y finalista de Wimbledon.

Un lustro lleno de lesiones

Desgraciadamente, el bueno de Raonic se ha acostumbrado a tener que convivir con problemas físicos durante los cinco últimos años de su carrera, un período que tendría que haber sido el de su consolidación en el top10 pero que, finalmente le ha dado más tristezas que alegrías. Todo comenzó a mediados del año 2015, cuando ya instalado cómodamente entre los mejores del mundo y en plena gira de tierra batida, su pie derecho comenzó a dar señales de alarma llegando a empeorar ostensiblemente durante los meses sucesivos. Todo desembocó en una operación debido a la cual se perdió Roland Garros. Regresó en la gira de hierba de ese mismo año, pero habiendo perdido toda confianza y ritmo de competición.

Al año siguiente y con Carlos Moyá como nuevo técnico, el mundo del tenis asistió a la verdadera explosión de Raonic, que cuajó una sensacional temporada finalizando en el top3 del ránking, sólo por detrás de los inalcanzables en ese momento Murray y Djokovic, y debutando en una final de Grand Slam, Wimbledon. Además, en 2016 venció en Brisbane, hizo final en Queen’s e Indian Wells y semifinales en Australia, Cincinnati, París-Bercy y las ATP Finals. Pese a ello, tampoco se libró de las lesiones, siendo el aductor y la muñeca las partes de su cuerpo más afectadas.

Precisamente la muñeca se convertiría en su gran dolor de cabeza en la posterior temporada. Un 2017 en el que Raonic dejó de pertenecer al top10, lugar al que no ha podido regresar desde entonces, e incluso dando por finalizado el año mucho antes de lo previsto para recuperarse completamente de este nuevo contratiempo. Los dos últimos años han resultado ser un quiero y no puedo por su parte, alternando actuaciones sobresalientes (cuartos de final Wimbledon 2018, semifinales Indian Wells 2018 y 2019 y cuartos Australia 2019) con nuevos problemas físicos en la rodilla y el hombro.

Sin lesiones, talento de sobra para volver al top 10

Puede que a algunos puristas no les atraiga el estilo de Milos Raonic, ya saben, con la cantinela de que los sacadores tienen más ventaja por el servicio y que no destacan especialmente por su juego desde el fondo de pista. Pero lo que no hay que negar es que cuando las lesiones le respetan, el canadiense es firme candidato a regresar al top10 y ser competitivo en los grandes torneos, como ha vuelto a demostrar este año en Melbourne y, quién sabe, si también en su querida y amada hierba de Wimbledon.

La gran pregunta a contestar es si será finalmente capaz de superar todos esos obstáculos en forma de lesiones y darse un penúltimo intento de reválida. El objetivo: volver a figurar en la lista de los mejores tenistas del mundo, un lugar que estaba predestinado a ocupar durante la mayor parte de su carrera. Veremos qué le depara al bueno de Milos este 2020 que, por otra parte, no ha podido comenzar mejor para sus intereses.

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