El serbio no pudo completar su partido tras el retiro del español y atravesó la segunda ronda del ATP Masters 1000 de Cincinnati con 40 minutos en pista. Su rival en busca de los cuartos de final será Gael Monfils.
En un nuevo capítulo de “Los regresos más esperados”, llega el momento de Novak Djokovic. El máximo ganador de Grand Slams de la historia se presentaba en el certamen norteamericano ante Alejandro Davidovich Fokina, luego de lo que fue su último partido en la final de Wimbledon. Si bien es correcto el hecho de que el serbio no está en ritmo, se lo vio entrenando duro las últimas semanas, por lo que era una incógnita lo que podía suceder hoy. Como condimento especial, no se medía ante un rival cualquiera. Y es que el español se está encontrando con una de sus versiones más comprometidas y sólidas. Hace unos días, firmó un enorme paso por Toronto, donde alcanzó las semifinales al dejar en el camino a jugadores como Zverev o Ruud. Este era el cuarto partido entre ambos, que tiene al de Belgrado como líder por 3-1.
Djokovic lo gana en dos
El duelo en el Court Central tuvo un comienzo bastante entretenido. Los europeos exponían mucha variedad en los golpes y una intensidad admirable. Davidovich fue el primero en arriesgar, aunque en la devolución y de manera muy irregular, lo que le generaba cierta facilidad a Djokovic a la hora de sostener sus turnos. Durante el séptimo game, el español acusó de molestias en la espalda baja, pero no podía solicitar asistencia hasta el cambio de lado. Con mucho esfuerzo, intentó sacarlo adelante, pero su rival no perdonó y se quedó con el primer quiebre del partido. Debido esta situación, estuvo frenado casi ocho minutos, donde Davidovich también visitó el vestuario. Al regreso, sorprendió y acortó la diferencia, aunque no le sirvió demasiado. En el siguiente juego, volvió a ceder y le costó el set, por 6-4.
Davidovich se despide
En el segundo, se jugaron tan solo dos puntos, que cayeron del lado de Djokovic. Al no poder soportar el dolor, el español tomo la decisión de retirarse y poner su cabeza en el tercer y último Grand Slam de la temporada.
