El español le ganó por 6-4, 6-3 al belga Gilles Arnaud Bailly en la primera ronda del ATP Challenger 125 de Málaga. En busca de los cuartos de final, se medirá a Gakhov o Harris.
A sus 35 años, Roberto Bautista Agut encaraba una nueva temporada, la cual probablemente sería una de sus últimas en el circuito. No obstante, el español mostró la personalidad y el esfuerzo que lo caracterizan, y en sus primeros dos torneos derrotó a Rublev, No.8 en aquel momento, y fue finalista en Adelaida. Hizo un aceptable Australian Open, con una buena victoria sobre Murray, pero después encadenó una mala racha en Montpellier, la cual pudo frenar recién en la gira sobre césped. Específicamente en Halle, aprovechó la baja de Zverev, su rival en el estreno, y se adueñó de dos complejos encuentros ante Vavassori y Nakashima.
Sin nada por perder, se enfrentó a Medvedev y lo venció en sets corridos, aunque luego cayó en semifinales. Finalmente, por una lesión en el tobillo, debió ausentarse de varios torneos y preparó con muchas ansias su regreso en la ciudad española. En su primer partido después de casi tres meses, chocaba con el joven Gilles Arnaud Bailly, quien también recibió una invitación por parte de la organización.
Bautista avanza con creces
Bautista transcribió rápidamente el entusiasmo de volver a una pista en el marcador. Sin tomarse tiempo de adaptación, el español sostuvo su servicio con firmeza y quebró en el siguiente, para ponerse 2-0. No obstante, aún tiene inconsistencias y está faltó de ritmo, por lo que también cometió varios errores. Sin dudarlo, Bailly le sacó el jugo necesario y, aprovechando una sola chance, acortó diferencias. A partir de allí, el partido cayó en un pozo de fallos, que generó un mini vaivén de roturas. El afortunado curiosamente fue el belga, que se adjudicó el último e igualó números. A pesar de no haber jugado un tenis sobresaliente, Bautista se las ingenió, usó su experiencia y jerarquía y se quedó con la manga por 6-4.
En el segundo fue más criterioso, calmó y dejó que su contrincante se enrolle en sus problemas y consuma errores no forzados. Esta vez en cero, y sin inconvenientes, el español logró el break y se encargó de mantenerlo hasta el final. Si bien pudo haberlo cerrado en el octavo game, donde tuvo tres bolas de encuentro, lo hizo en el posterior de manera contundente en por 6-4, 6-3.