El conquense relata en Behind The Racquet el calvario que sufrió durante tres años y medio por una lesión terrorífica en el codo que casi le hace colgar la raqueta. El tenista español reconoce que el nacimiento de su hijo mayor fue clave para recuperar la ilusión y darse un último intento de volver a la competición.
Tres años y medio y cinco operaciones en el codo. Ese fue el drama que tuvo que afrontar Pablo Andújar para no despedirse prematuramente del tenis. El conquense, afincado actualmente en el puesto 53 del ranking ATP, desveló en un nuevo artículo de Behind The Racquet todo este calvario sufrido en forma de lesiones y también el momento en el que volvió a ver de nuevo la luz, coincidiendo con el nacimiento de su hijo mayor en julio de 2017.
Problemas físicos y también a nivel mental
«La lesión no me afectó solamente a nivel físico, no era sólo una cuestión profesional. Me afectó muy negativamente a mi vida diaria. La lesión en el codo ha sido lo peor que me ha pasado. Puede que haya gente que crea que me estoy quejando mucho pero realmente fue muy duro. Estuve parado durante tres años y medio con cinco operaciones, tres de ellas muy difíciles antes de 2018 y las dos últimas, más sencillas, en los dos últimos años».
La lesión en su mejor momento
«El 2015 fue uno de las mejores temporadas de mi carrera. Ese año llegué a la final en Barcelona, alcancé mi mejor ranking y también logré ganar mis primeros dos partidos en Wimbledon. Estaba jugando muy bien hasta que comencé a sentir algo en el codo. Hice todo lo que pude para aliviar el dolor, pero nada surtió efecto. Recuerdo haber jugado un partido y terminar el primer set apenas pudiendo servir. Después de aquello, me cité con un doctor que me dijo que todo estaba bien y que podría jugar la gira americana de verano sin ningún problema».
«Jugué los tres torneos, Canadá, Cincinnati y finalmente el US Open. Después de este torneo decidí poner fin a la temporada. No me encontraba nada bien, seguía con dolores y eso me impedía jugar a mi mejor nivel. No volví a hacer nada hasta enero de 2016, en Doha«.
Primeras e infructuosas operaciones
«Intenté evitar a toda costa pasar por el quirófano, pero tras volver a jugar durante poco más de un mes, a mediados de febrero, el dolor se había hecho insoportable. Decidí operarme en marzo. Me acogí al ranking protegido y estuve tres meses fuera hasta que volví a entrar en contacto con la pelota. El dolor había disminuido un poco, pero seguía estando ahí. Seis meses después, comencé a jugar en algunos Challengers pero no me sentía bien. Jugué tres de ellos hasta que ya no pude más y decidí descansar de nuevo».
«Tras hablar con varios médicos y fisioterapeutas, tomé la decisión de volver a pasar por quirófano en noviembre de 2016. Me casé y disfruté de la luna de miel justo antes de operarme. Volví a entrenar, de forma muy ligera, en febrero de 2017, pero los dolores eran peores que nunca. Además, aumentaban cada vez que golpeaba con la raqueta. Puedes hacerte una idea de lo deprimido que me sentía en aquellos momentos, después de año y medio haciendo todo lo que podía y que nada daba resultado. Había hecho todo lo que me pidieron los médicos, pero la situación no mejoraba para nada».
Un último intento
«Me aferré a una última posibilidad, ir a ver a un doctor en Valencia, dado que los dos anteriores lo había hecho en Barcelona. Me dijo que podía haber una solución, algo diferente a lo que había probado anteriormente. Los otros doctores se centraron en el tendón, pero el problema podría ser en el nervio. Ellos desplazaron los nervios cubitales hacia el otro lado. Durante todo este tiempo, recuerdo haber hablado con mi mujer y decirle que esta era mi última esperanza. Afortunadamente, esta vez todo salió mucho mejor y el dolor comenzó a remitir bastante entre abril de 2017 y enero de 2018. Me sentí muy bien al comenzar este año. Todavía sentía algo de dolor, pero ni por asomo era el mismo de antes».
El nacimiento de su primer hijo, momento clave
«Durante todo este período de continua batalla contra las lesiones, fue muy duro a nivel mental afrontar cada día. Hubo muchas veces en las que pensé que esto sería el final de mi carrera, hasta que en julio de 2017 nació mi hijo mayor. Me ayudó a cambiar el chip, liberando la presión que sentía en mi interior y haciéndolo todo mucho más fácil».
«El nacimiento de mi hijo ha sido una de las cosas más positivas que he tenido en mi carrera. Me dio una mejor perspectiva de la vida. Comencé el 2018 contento por primera vez en mucho tiempo. Decidí comenzar a viajar con mi entrenador y mi fisioterapeuta, algo que no había hecho antes. Me dije a mí mismo que no pasaba nada si no funcionaba pero que, al menos, había tomado la decisión correcta».
La familia, máxima prioridad
«El tenis lo había sido todo para mí antes del nacimiento de mis hijos. Ahora, mi vida son ellos y mi mujer. Esto podría resultar negativo o podría hacerte perder la concentración en el tenis, pero cuando tienes cosas mucho más importantes en la vida que el deporte, la presión baja considerablemente y te sientes más capaz de disfrutar de ello».
«Hay gente que dice que tener una familia no es bueno cuando eres un deportista de élite, pero eso es totalmente falso. Da exactamente igual no tener tanto tiempo para entrenar o jugar como lo hacías antes, porque en esta situación das todo lo que tienes y te mantienes más concentrado que nunca».
Objetivo: estar sano
«Desde que volví a jugar sin dolor, en 2018, mi máximo objetivo ha sido mantenerme sano. Trabajo muy duro cada día para tratar de impedir cualquier tipo de problema en relación con nuevas lesiones. Obviamente, hay días en los que me focalizo en la derecha, otros en el revés o en el saque, pero el objetivo es estar sano. Ahora también juego por mi familia. Me gustaría que, al menos, mi hijo mayor pudiera verme jugar. Por ahora, él sólo conoce la parte más amarga de este deporte y todo lo que me ha quitado. Lo que más querría es tener la posibilidad de retirarme cuando yo quiera y no por una lesión«.