El ruso toma el relevo de Medvedev como campeón tras derrotar en la final a Coric (7-6(5), 6-4). Rublev sigue creciendo en este 2020 y ya suma cuatro títulos ATP. El pupilo de Fernando Vicente logra el segundo título en su país tras el de Moscú en 2019.
Andrey Rublev sigue siendo uno de los tenistas más en forma en este 2020. Después del parón su tenis ha continuado a un gran nivel. En San Petersburgo llegó a la final después de una gran semana en la que ha sabido sufrir venciendo a Pospisil, Norrie, Humbert y Shapovalov. Al otro lado estaba Coric, un duro rival que había sido uno de los tapados del cuadro después de vencer a Feliciano, Safiullin, Opelka y Raonic.
Se esperaba un duro partido con largos intercambios desde el fondo de la pista. Ambos son dos jugadores que tienen un gran juego desde el fondo de la pista. Rublev quería dominar con su derecha pero su rival no tenía problemas en aguantar los arreones del ruso. Sorprende que dos grandes restadores como son Andrey y Borna solo concedieran una opción de rotura en toda la primera manga. El balcánico tuvo que hacer frente a una bola de break de la que salió airoso. Después de esta igualdad el primer parcial se decidió en el tie break. El ruso fue mejor y al final en el momento decisivo sumó el punto para llevarse la primera manga.
Andrey Rublev 🇷🇺 campeón en el ATP San Petersburgo #formulatx al vencer a Borna Coric 🇭🇷 (7-6(5), 6-4):
✔️ 6º títulos ATP
✔️ 4º trofeo en 2020
✔️ 2º título en su país (Moscú 2019)
✔️ 2º trofeo en indoor pic.twitter.com/tDS9wFL1td— CanalTenis.com 🎾 (@canal_tenis) October 18, 2020
Coric no podía ceder otro set sí quería volver a sumar un nuevo trofeo a sus vitrinas. El duelo siguió con la misma dinámica. Largos peloteos y pocas opciones al resto. El momento decisivo llegó en el quinto juego. Con un 15-40 Rublev tenía dos opciones de rotura. A la segunda logró el premio que le dejaban acariciando el título en San Petersburgo. No le tembló la mano, ni le afectó la presión al pupilo de Fernando Vicente ya que siguió muy concentrado, sin conceder ninguna esperanza a su rival que vio como Rublev era superior y salía campeón ante la alegría de su público.