El español y el argentino formaron indiscutiblemente una de las mejores parejas de dobles de los últimos años. Lograron todo lo que un tenista puede soñar, incluso fueron los N°1 del mundo. Todo menos una cosa, y este último pasito podría completarse este sábado en Roland-Garros.
El cuento de Granollers y Zeballos que busca terminar con final feliz en Roland Garros
Después de tanto insistir, llegaron
Marcel y Horacio destacaron en todas las superficies, pero sin dudas fue la arcilla en la que han tenido su mejor desempeño. Esto llevaría a pensar que el Grand Slam de París es donde mejor les fue, pero luego de varias veces quedando en la orilla, recién en 2025 han llegado a la definición.
Fueron tres años seguidos cayendo en semifinales. Sí, en 2022, 2023 y 2024 estuvieron nada más a una victoria de jugar el partido más importante que se puede disputar sobre arcilla. En los dos primeros años Dodig y Krajicek cortaron su ilusión, y luego, en 2024 fueron Arévalo y Pavic los encargados de impedirles cumplir el sueño.
La historia puede reescribirse en París
US Open 2019, Wimbledon 2021 y Wimbledon 2023, estas fueron las veces que alcanzaron la final de un Gran Slam, pero el tenis siempre mostró la otra cara de la moneda. La de 2025 será diferente a las anteriores. Todas las veces que habían llegado a la definición, tuvieron que enfrentarse a la pareja N°1 del torneo (Cabal y Farah en 2019, Mektic y Pavic en 2021, Koolhof y Skupski en 2023).
Por primera vez en cuatro finales, serán favoritos ya que llegan a esta instancia habiendo perdido solo un set y tienen un ranking más alto que sus rivales, los británicos Salisbury y Skupski.
Palmarés lleno, al que solo le falta una pieza
Granollers y Zeballos llevan jugando juntos desde 2019, en este tiempo han conseguido prácticamente todo. Fueron los N°1 del mundo por 18 semanas. Campeones de doce títulos, de los cuales ocho son M1000. Han levantado trofeos en todas las superficies y en torneos de todas las categorías. Además, desde 2020 llevan clasificando cinco años seguidos a las ATP Finals. Un legado imborrable en el tenis al que solo le falta la frutilla del postre: Roland-Garros 2025 puede ser el momento de colocarla.