Crónicas

Djokovic supera con épica a Monfils para acceder a la final en Dubai

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Djokovic celebra su victoria de hoy en Dubai | Foto: @ATPTour_ES

Partido inconmensurable el que ha medido al serbio y al francés, números uno y nueve del mundo, respectivamente. Monfils lo tuvo en su mano pero desperdició tres bolas de partido en el tiebreak del segundo set y terminó pagando su esfuerzo con la derrota (2-6 7-6(8) y 6-1). Quinta final de Djokovic en Dubai, segunda del año y 113ª de su carrera. Tsitsipas ya le espera. 

Con los dos hombres más en forma del momento, era lógica pensar que estaríamos ante uno de los partidos del año en las semifinales de Dubai. Y no nos equivocábamos, puesto que Novak Djokovic y Gael Monfils brindaron un auténtico espectáculo en la segunda semifinal de este ATP 500. El primero le acabó ganando la partida al segundo, pero tras dos horas y 35 minutos de sufrimiento continuo. Al final, remontada épica del serbio (2-6 7-6(8) y 6-1), una más que añadir a su ya amplio historial, salvando tres bolas de partido en un tiebreak del segundo set frenético en el que Monfils, impecable hasta entonces, se arrugó de tal manera que acabó completamente vacío.

Estratosférico inicio de Monfils

El francés nunca había doblegado al serbio (16-0 en el cara a cara), pero también es cierto que en este inicio de 2020 estamos viendo a un Monfils más decidido y convencido que nunca, aparte de encontrarse otra vez sano físicamente, y esto último siempre se antoja fundamental en el juego del parisino. Por la razón que fuese, lo cierto es que Monfils pasó por encima de un desconocido Djokovic. El serbio no tenía nada que ver con el de los tres primeros partidos aquí en Dubai.

De nada le sirvió conectar un 76% de primeros servicios, de los cuales sólo se llevó el 56% de los puntos. Más sangrante era su agujero con el segundo, con un tres de diez. Casi todo era culpa del que estaba enfrente, un Monfils que llegaba a todo y que además, buscaba desbordar a la mínima. A Djokovic no le salía nada. 13 errores no forzados en sólo los tres primeros juegos del partido, que acabaron con un break más que merecido para Monfils (2-1).

Fruto de su convencimiento, al galo todo le acompañaba, incluso la suerte con algún que otro toque en la red. Los juegos pasaban y la reacción del número uno del mundo brillaba por su ausencia. Tanto es así que encajó otro break, dejando el set en bandeja a su rival. Sintomática fue la manera de ceder otra vez su servicio por parte de Djokovic, una dejada a la red fruto de la desesperación al no poder encontrar ningún hueco, ninguna debilidad en su oponente. En 46 minutos, Monfils ponía el 6-2 en el marcador y hacía saltar la sorpresa en la pista central. ¿Podría Djokovic frenar el rugido de la pantera?

Monfils perdona

El segundo parcial fue una auténtica oda al tenis, un set para grabar y enseñarlo en las escuelas. Una hora y veinte minutos de cruenta batalla en la que ambos jugadores se disputaron cada punto como si ni hubiera un mañana. En el comienzo, Monfils continuaba eléctrico y anulando a un Djokovic impotente que dejó escapar nuevamente su servicio y esta vez en blanco con varios errores de bulto que volvían a denotar su evidente incomodidad.

Pero Djokovic es mucho Djokovic y su oportunidad llegó en el momento en el que Monfils se dio cuenta de que estaba a tres juegos de consumar su victoria. Siempre se ha dicho, nunca es fácil jugar por delante y menos cuando enfrente tienes al mejor del mundo, un hombre que, por muy complicada que este la cosa, siempre encuentra soluciones. A la primera duda del francés con su saque, el serbio se enganchó al partido. Recuperó el break en contra en el sexto juego (3-3) y también algo de confianza, no toda, pero sí la suficiente para ir ganando sus turnos de servicio mientras esperaba volver a poner a prueba a Monfils.

Esta llegó por partida doble. Tanto con 5-4 como con 6-5 en contra, el francés afrontó hasta cinco bolas de set. Monfils se encontraba al límite, resollando y apoyándose en sus rodillas casi en cada punto, pero veía cerca la orilla. Salvó cada una de esas cinco bolas de set, algunas con puntos descomunales con su revés cruzado, y encaró el tiebreak con más determinación que su rival. Esta vez sí, debió pensar el bueno de Gael. Lo tenía todo en su mano, en la raqueta que, hasta ese momento, no le había fallado.

6-3, tres bolas de partido a su favor y las dos primeras con su servicio. Lo que la mayoría de jugadores desearían para cerrar un partido ante el número uno. Pero Novak Djokovic es historia viva de este deporte. Cuántas veces le hemos visto a punto de claudicar y cuántas de ellas nos ha acabado callando la boca. Dos errores claros de Monfils, uno con el revés y otro con la derecha y una buena subida a la red del serbio. Tres bolas de partido que se esfumaron en un visto y no visto. ¿El desenlace? El que todos ya intuíamos. La cabeza de Monfils había aguantado mucho pero de eso ya no pudo recuperarse. 9-8, octava bola de set a favor de Djokovic y el francés se derrumba definitivamente. Doble falta, set para Djokovic. El número uno lo había vuelto a hacer.

Pero Djokovic no

Tras el dramático final de este segundo set, la lógica imperó por fin en el tercero y definitivo. Monfils, agotado física y mentalmente, había quedado completamente exhausto. Pese a comenzar ganando su primer juego al servicio, pronto se desencadenó la tormenta perfecta por parte de Djokovic. Le costó más de dos horas, pero ya tenía el mando del partido. Había sido puesto nuevamente a prueba y, como casi siempre, resultó vencedor de la batalla mental. No la hubo de ningún tipo en este último parcial. Monfils acabó acalambrado y casi sin poder sacar.

Seguramente no merecía tanto castigo, pero esta es la parte dura del deporte. Djokovic no tuvo piedad, al contrario que el francés, y le endosó un contundente 6-1 en un final de encuentro bastante deslucido para lo que había sido hasta entonces. Uno de los mejores partidos que, a buen seguro, tendremos en este 2020. Djokovic continúa invicto, con un escalofriante 17-0 en su haber y con la posibilidad de sumar su segundo título de la temporada, el que sería el quinto en Dubai y el 79º en el total de su carrera. Pero hoy le hemos visto dudar por primera vez y Stefanos Tsitsipas, segundo favorito del cuadro y su rival en la final de mañana, querrá que esas dudas vuelvan a aparecer.

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