El tenista búlgaro Grigor Dimitrov superó al danés Holger Rune por 7-6(5), 6-4 tras 2h20m de juego en la final del ATP 250 de Brisbane. De esta forma, se quedó con el noveno título de su carrera en este nivel y subirá hasta el No. 13 del mundo.
Dimitrov levanta el trofeo en Brisbane International
Grigor Dimitrov se volvió a meter en la elite del tenis, recuperando un poco de aquel nivel que lo llevó al Top 3. A pesar de que no pudo levantar campeonatos, hizo final en Ginebra y París para culminar en el Top 15. En Brisbane hacia su debut en el 2024 y venció a Murray, Altmaier, Hijikata y Thompson para ser finalsita. Por su parte, Holger Rune viene de pasar una temporada fantástica, confirmando su nivel tenístico, metiéndose entre los mejores del mundo y con mucho más para dar. Consiguió un título en Múnich y disputó dos finales M1000 en Montecarlo y Roma. Purcell, Shevchenko, Duckworth y Safiullin sus victimas para alcanzar la definición.
El búlgaro se lleva el primer set en tie break
Grigor Dimitrov y Holger Rune se enfrentaban en la final del ATP de Brisbane.
La primera manga fue una gran batalla, con ambos mostrando un altísimo nivel. El servicio se volvió un aliado fundamental en el desarrollo del todo el set. El danés salió a mostrar su mejor tenis desde el arranque, pero no pudo aprovechar dos bolas de break. Luego, el que tuvo su oportunidad fue el búlgaro, aunque tampoco supo como hacerlo. Tras sostener, Grigor volvió a dañar con sus potentes golpes, pero le faltaba dar el último paso. A pesar de ello, Holger elevaba su intensidad y lo ponía en peligro a su rival, sin embargo seguía desaprovechando break points. Luego, ambos sostuvieron por margen para llegar al tie break. Allí, Dimitrov marcó tempranas diferencias con su velocidad de golpes para sellar el 7-6(5) en 1h11m.
Dimitrov se queda con el campeonato
El arranque de la segunda manga los tuvo a los dos sosteniendo sin sobresaltos. Al game siguiente, el danés sacó adelante un extenso juego en el que levantó tres break points y disputaron varios deuce. Lentamente el búlgaro empezaba a desenredar la dinámica de la final, pero le faltaba trasladar todo ello a los números. Cuando la intensidad bajó apenas su nivel, Grigor aprovechó para castigar con su revés a una mano y concretar el quiebre. En el noveno game, Rune mostró caracter y valentía para escapar de dos match points, sostener y pasar la presión. Sin embargo, Dimitrov no titubeó y cerró el 7-6(5), 6-4 tras 2h20m.