El argentino perdió 6-3, 1-6 y 3-6 ante Thiago Monteiro por los octavos de final del ATP Challenger 1000 de Campinas. Ya instalado entre los ocho mejores, el brasileño se verá las caras con Hugo Dellien.
Resultados Challenger Campinas
Facundo Díaz Acosta está teniendo una temporada brillante. En los primeros meses, hizo semifinales en Concepción y Santiago y jugó el ATP 250 de Buenos Aires, donde puso contra las cuerdas a Cameron Norrie. Más tarde, junto a una seguidilla de victorias, conquistó Savannah, Oeiras y Milán. También, disputó sus primeros cuadros principales de Grand Slam, en París y Nueva York, y alcanzó el Top 100 del ranking. Ya sobre esta época, tuvo varios altibajos, probablemente por el cansancio que conlleva seguir tan de cerca el calendario. En su estreno en Campinas, derrotó a un duro Federico Delbonis, por lo que se medía a Thiago Monteiro.
Buen comienzo de Facundo
Debido al cierto favoritismo con el que cargaba en la previa, el argentino sabía internamente que sería un partido complicado. Con la chapa de ex #61, Monteiro salió a jugar muy suelto y con un tenis agresivo. Si bien quebró de entrada, ese estilo de tenis traicionero y contraproducente. Cómo podés meter todo, también podés hacer lo opuesto. Y eso mismo le pasó al brasileño, que encadenó dos errores en fila y cedió. A partir de allí, fue todo bastante igualado. De hecho, no se sacaron diferencias hasta el octavo juego, en donde Acosta presionó, encontró espacios y rompió. A la hora de cerrarlo batalló y lo hizo por 6-3.
Monteiro remonta
En el segundo, con la necesidad de nivelar el score, el brasileño volvió a implementar lo del inicio. Justamente, esta vez sí tuvo suerte. Además de que ejecutó muchos saques y tiros ganadores, no perdonó los claros fallos de su rival. Pese a que le costó agarrar la primera oportunidad, cuando lo logró no paró y se llevó dos en fila. De esa manera, selló el contundente 6-1. Con la experiencia y la jerarquía que lo caracterizan, se tomó un respiro en el descanso y visualizó como debía jugar. Al ver la clara falta de confianza y frustración de Acosta, se decantó por ser criterioso pero también arriesgado. Con mucho temple y decisión, acumuló dos quiebre consecutivos y se puso 3-0. El argentino lo intentó trabajar, incomodar y luchó hasta lo último. El coraje y el orgullo le permitieron rescatar una diferencia, y así darse un mínimo respiro. Sin embargo, no pudo realizar nada con el tanque vacío y perdió 6-3, 1-6 y 3-6.