El noruego cayó 4-6, 6-3 y 6-7 ante Dominic Stricker en la segunda ronda del ATP 500 de Basilea. En busca de las semifinales, el suizo se medirá a Ugo Humbert.
Después de un US Open negativo, cayendo en segunda ronda ante Zhizhen Zhang, Casper Ruud volvía a las pistas. Su primer torneo fue en Beijing, donde metió buenas victorias sobre Jan-Lennard Struff y Tomás Etcheverry. Sin embargo, en cuartos, perdió abultadamente ante Carlos Alcaraz, quien más tarde fue finalista. En Shanghai también arrancó bien, venciendo a Yoshihito Nishioka y Christopher Eubanks. Se despidió nuevamente en dicha instancia, en manos de Fabian Marozsan. Intentó darle un buen cierre a la gira asiática, pero se despidió de Tokyo en el segundo partido. Ya de vuelta en Europa, se estrenó con triunfo en Basilea ante Alexander Bublik. Por ello enfrentaba al local Dominic Stricker, quien tuvo un gran paso por Nueva York y entró al Top 100.
Stricker se adelanta, Ruud empata
El partido empezó tranquilo, pero con un tenis muy vistoso. Ante un Court Central lleno, Stricker y Ruud utilizaron los primeros juegos para adaptarse, testear uno al otro y coger ritmo de golpeo. De todas formas, el primero en sacar ventaja fue el suizo. Si bien su contrincante es de mayor jerarquía y el favorito en los papeles, Dominic sintió el apoyo de la gente y mostró porque es un especialista en esta superficie. Tras un excelente game en la devolución, logró el break y luego confirmó, para ponerse 4-2. Desde ese momento se calmó, se concentró en sus turnos y no cedió. En menos de una hora, se llevó el inicial por 6-4.
Ruud inició el segundo más plantado sobre la línea de base. Además, firme con el servicio, teniendo buena rafaga puntos a su favor y ganando, con cierta facilidad, los disputados en la red. No obstante, de manera repentina, el noruego se empezó a quedar y a fallar bolas que no veía haciendo. Eso significó un alivio para Stricker, logró ponerse en sintonía y obtuvo nuevas chances para romper. De todas formas, no las concretó y se vino nuevamente abajo. Fue sin dudas una oportunidad de oro para Ruud, que esta vez sí la tomó y cerró el 6-3 tras un quiebre en el octavo juego.
El local se queda con una batalla
El tercero se definió por detalles. Si bien ambos tuvieron sus respectivas opciones para pasar adelante, fallaron, se desesperaron y no pudieron conseguirlo. Por ello se iban, con argumentos, a un tie-break. Allí, Stricker tuvo un buen comienzo, lo sostuvo con el pasar de los minutos y se agenció un triunfazo por 6-4, 3-6 y 7-6(7-1).