El serbio ganó de manera contundente al austriaco por un resultado de 6-1, 6-0 para acceder a la final del Masters 1000 de Roma. Djokovic dio un recital de juego sobre la pista ante un rival que se vio desbordado. El joven Zverev espera en una final en la que Rafa Nadal no estará por primera vez esta temporada en la gira de tierra batida.
Las últimas semanas de Novak Djokovic empezaban a anunciar una mejoría en su juego según pasaban partidos. La mejor versión del balcánico ha vuelto en las semifinales, tras aplastar al verdugo de Rafa Nadal. El austriaco Dominic Thiem no pudo hacer nada ante un jugador que dio una lección de cátedra a los asistentes del encuentro. El número dos del mundo ha recobrado la solidez, la agresividad y el carácter que le llevaron a ser número uno del ránking ATP. En la final del domingo espera el joven prometedor Alexander Zverev que ganó en el tercer set al americano John Isner. A priori y con las sensaciones que ha dejado en la penúltima fase del cuadro, el serbio tiene todas las papeletas para volver a levantar el título que ganó por última vez en el año 2015.
En el partido de los cuartos de final ante el español Roberto Bautista ya demostró que está recobrando la confianza en su tenis, además de la concentración en los momentos importantes. Por su parte Thiem, futuro de Rafa Nadal en esta superficie, no ha sido ni la sombra del gran tenista que jugó frente al español. El austriaco intentó repetir la misma táctica que contra el balear pero el estilo de juego del serbio es totalmente diferente. Tras un mal arranque de partido, se dio cuenta de que la estrategia no funcionaba y comenzó a precipitarse jugándose golpes ganadores que acaban en errores no forzados.

UNA EXHIBICIÓN DE DJOKOVIC
El Foro Itálico presentaba un inmejorable aspecto para ver el partido estrella del día. Un encuentro que se esperaba disputado entre dos jugadores que tienen un gran nivel de tenis sobre la arcilla. Poca historia tuvo el partido, en el que el serbio pasó por encima del austriaco y en una hora confirmaba su participación en la final del domingo. El partido comenzó de la peor manera para el prometedor tenista que encajó dos roturas consecutivas de su servicio dejando el marcador en un parcial de 5-0. El número siete del ránking sólo pudo ganar un juego que le sirvió para evitar encajar un rosco en el marcador.
Djokovic estaba con ganas y sus gestos mostraban que quería más. Era el día que el serbio había elegido para demostrar a todos que su mejor tenis estaba de vuelta y estaba dispuesto a luchar por todos los puntos en un partido que parecía bastante encarrilado. La intensidad del balcánico no cambió y el austriaco continuaba jugando puntos rápidos que se convertían en regalos para el número dos. Esta vez no pudo evitar el rosco y el serbio consiguió endosar un 6-0 a su rival. Lo que más sorprende de esta victoria, es la contundencia con la que Nole ganó al verdugo de Nadal en los cuartos de final, tras realizar una exhibición de juego ante el español.
EXAMEN COMPLICADO PARA ZVEREV
En la final jugará frente al joven Zverev, que sigue deslumbrando al mundo del tenis con la mejoría que ha mostrado respecto al año pasado. En el torneo ha conseguido ganar a rivales de entidad, como Raonic o Isner mostrando su gran concentración en los momentos importantes del partido, una de las cosas que le faltaban al bávaro. Estas desconexiones le han permitido cuajar buenos resultados en tierra batida, además de levantar su primer título en esta superficie en el ATP de Múnich 250. Con la exhibición del serbio, el germano saldrá sin nada que perder e intentará demostrar por qué es uno de los jugadores de la llamada Next Gen, es decir, de la próxima generación que lideraran el tenis mundial.