El suizo consiguió su octavo título en Wimbledon tras derrotar en la final a Marin Cilic (6-3, 6-1, 6-4) en un encuentro descafeinado. Federer entró en el olimpo de los deportistas con una victoria aplastante ante un rival que tuvo problemas de ansiedad tras verse superado. El de Basilea consigue su 19º Grand Slam para ampliar su renta sobre Rafael Nadal.
Emoción se vivía desde primera hora de la mañana en las instalaciones del All England Club. Roger Federer el mejor jugador de la historia, iba a volver a disputar una final, con el objetivo de conseguir un trofeo que ya había tenido en sus manos en siete ocasiones. Su rival era el croata Marin Cilic, con un único título de Grand Slam, el que consiguió en el año 2014 ante Kei Nishikori. El de Basilea podía superar si ganaba a Pete Sampras como el jugador con más títulos en la prestigiosa cita londinense. Jonas Bjorkman, entrenador del balcánico estaba convencido de que su pupilo podía dar la campanada superando contra todo pronóstico al mago helvético.
A las tres en punto de la tarde saltaban ambos jugadores a la pista para dar comienzo a un final que iba a cerrar otra edición de este magnífico torneo. El suizo no estaba dispuesto a cargar de ilusión a su rival y salió concentrado desde el calentamiento. Federer eligió restar después del sorteo, mostrando que iba a intentar romper el servicio de su rival a las primeras de cambio. Cilic salió agresivo en la primera toma de contacto golpeando duro a la bola que no dejaba opciones a su contrincante. El croata estaba asentado en la pista y llevando la batuta del partido para tener la primera bola de rotura en el cuarto juego. La bola se marchó a la red y Federer cerraba el punto sabiendo de la importancia del punto. En el siguiente juego el de Basilea decidió bloquear los servicios de su rival, acertando en la decisión ya que se encontró con un 0-40. Cerca estuvo de perder la triple oportunidad pero a la tercera fue la vencida y consiguió el primer break de la final.
La leyenda sigue creciendo
Desde este momento, Federer subía como la espuma y su rival se empezaba a desplomar en la pista. El segundo set no tuvo ninguna historia. Un contundente 6-1 hacía que en una hora de juego el helvético estuviera cerca de volver a convertirse de nuevo en campeón sobre la hierba londinense. Lo más llamativo de la segunda manga ocurrió, en el momento que un cambio de pista Cilic llamaba al médico y rompía a llorar de una manera considerable. No tenía dolores, el jugador se estaba viendo superado por la situación, un ataque de ansiedad era lo que estaba ocurriendo. Al final el croata volvió a saltar a la pista, la gente se levantó incluido su banquillo para aplaudir y animar al jugador sabiendo por los malos momentos que estaba pasando.

Las genialidades de Federer le hicieron encontrar otra rotura en el tercer parcial que a base de mantener su servicio, se iba a convertir en el relevo de Andy Murray como campeón. Su mujer, su padre, su madre, sus niños saltaron del asiento para abrazarse mientras Federer se ponía las manos en la cabeza tras convertirse en el ganador. Otra vez él, otra vez el mago suizo ha vuelto a reinar en Londres. Preciosas palabras las que tuvo para su rival en la ceremonia de premios, tras los duros momentos que pasó a lo largo del partido. El tenis está de enhorabuena tras el regreso del maestro Roger Federer, un señor dentro y fuera de la pista que enamora con su juego. El de siempre, el de Basilea volvió a ganar con dos semanas fantásticas en las que no cedió ni un sólo set, para conseguir su octavo Wimbledon, su 19º Grand Slam y seguir agrandando su leyenda.