El actual número tres del mundo comenzó a darse a conocer en el circuito ATP en la temporada 2015, donde conquistaría de forma consecutiva los títulos de Umag y Gstaad, ambos sobre tierra batida y prácticamente sin poder descansar nada. La web de la ATP lo recuerda.
No cabe duda de que Dominic Thiem es el jugador que más está aprovechando el parón del circuito ATP por la pandemia del coronavirus. El tenista austríaco no ha perdido el tiempo al acumular un total de 28 partidos jugados (25-3) en varias exhibiciones que ha disputado por el viejo continente. Justo antes del aplazamiento de la competición, Thiem también se encontraba en uno de los mejores momentos de su carrera, sino el mejor, pero hay que remontarse a 2015 para encontrar la primera gran gesta realizada por el actual número tres del mundo en el circuito.
Hace cinco años, el tenista de Wiener Neustadt llegaba al torneo de Umag, de categoría 250 y sobre superficie de polvo de ladrillo, habiendo ya estrenado su palmarés en Niza, también sobre tierra batida. Sin embargo, en ese momento el austríaco se encontraba inmerso en una mala racha de resultados, habiendo cedido tres encuentros de manera consecutiva. Pero todo cambió durante los siguientes quince días, con la conquista de los títulos de Umag y Gstaad de manera consecutiva.
En Umag doblegó en una dura semifinal al francés Gael Monfils por 1-6 6-3 y 6-1 y en la gran final, con la presencia de Novak Djokovic en las gradas, no tuvo muchos problemas para deshacerse del portugués Joao Sousa por 6-4 y 6-1 en una hora y un minuto de juego para sumar su segundo título ATP como profesional.
“Estoy muy feliz por esta semana. Logré aumentar mi nivel tanto en semifinales como en la final. No cometí muchos errores hoy. Es muy especial ganar aquí después de haber jugado en mi época de júnior”, declaró Thiem a la web oficial de la ATP.
Ocho horas seguidas en la carretera para llegar y ganar en Gstaad
La aventura en esta gira veraniega de tierra batida no había hecho más que empezar para Dominic Thiem, conocido por la manera tan exigente de organizar sus calendarios que ha tenido a lo largo de su carrera. El austríaco, por aquel entonces de 21 años, también estaba apuntado al torneo de Gstaad, que comenzaría justo al día siguiente de su triunfo en Umag.
Pese a disponer de un ‘special exempt’ que le garantizaba no debutar hasta por lo menos el martes, Thiem no perdió un segundo en la celebración del título en Umag y rápidamente se puso manos al volante para conducir nada más y nada menos que durante ocho horas seguidas para llegar con tiempo suficiente al torneo suizo.
“Cenaré esta noche con mis amigos pero no abusaré demasiado, puesto que mañana tendré que conducir ocho horas para ir a Gstaad”, expresó.
Cuando un tenista rebosa confianza como en el caso de Thiem en aquellos quince días, uno no piensa en el desgaste acumulado, ni en parar, sino en seguir jugando tanto como pueda. Al igual que hizo en Umag, Thiem llegó, vio y venció en Gstaad. Debutó ante el argentino Federico Delbonis con una solvente victoria por 6-3 y 6-4 para después afrontar dos duelos seguidos a tres sets ante los españoles Pablo Carreño (cuartos de final, 6-4 3-6 6-2) y Feliciano López (semifinales, 6-3 6-7 6-3).
En la gran final se midió a otro hombre prometedor en el circuito, el belga David Goffin. Los antecedentes no eran buenos para Dominic, que sólo había logrado una victoria frente al de Rocourt en cuatro enfrentamientos y por retirada de este último. Pero en la final, el tercer cabeza de serie volvió a exhibir su extraordinario momento de forma para conquistar su segundo título de forma consecutiva por un marcador de 7-5 y 6-2.
“Resté y serví bien, algo que es muy importante ante un jugador tan bueno al resto como Goffin. Cada título es muy especial, pero estoy extremadamente feliz de haber ganado delante de mi familia, que estuvo esta semana conmigo. Es un gran torneo y un lugar muy hermoso”, agregó Thiem.
Una de las razones por las que estas dos semanas siguen muy presentes en la carrera de Thiem es porque ésta es, hasta ahora, la única vez que el austríaco ha ganado dos torneos profesionales de forma consecutiva. Gracias a ello, Thiem logró cruzar el umbral del top25 del ranking ATP por vez primera en su carrera. Desde entonces, no ha parado de crecer hasta permitirse el lujo de mirar de tú a tú a los tres mejores tenistas de la historia: Federer, Nadal y Djokovic.